El 17 de Marzo 2016 | 19:30
En los últimos tiempos estoy empezando a notar una extraña sensación en el ambiente que parece indicar que el futuro de esta generación de videojuegos, así como el de las próximas, tiene que ir ligado por narices sí o sí, a uno de estos "estrambóticos" dispositivos de realidad virtual. Gafas, cascos sea lo que sea, y que cada uno lo llame como prefiera, lo cierto es que son unos accesorios que no me trasmiten ningún tipo de confianza, y me recuerdan a otras situaciones que vivimos en el pasado, como por ejemplo la llegada de Kinect o la de PlayStation Move.
¿Es realmente el futuro?
Obviamente, seguro que más de uno está ahora diciendo que como podemos comparar la situación actual con estos dispositivos y las posibilidades que ofrecen, con lo que en su momento podían representar los dispositivos fabricados por Microsoft y Sony. Y en parte tienen razón, es decir, al fin las opciones y posibilidades que nos ofrecían Kinect o Move eran realmente mucho más limitadas de lo que podremos experimentar con Oculus Rift, HTC Vive o PlayStation VR.
Pero mi preocupación y mi desencanto vienen por el hecho de que parece ser que sin estos dispositivos los videojuegos van a quedar relegados a un segundo plano, y todo va a ser un auténtico desastre, y nada más lejos de la realidad... Tengo la sensación, de que en muchos momentos los accesorios de realidad virtual más que para ofrecernos a los usuarios una auténtica revolución a la hora de disfrutar con un videojuego, únicamente sirve para que las compañías distraigan a los usuarios. Todo ello sin saber en muchos casos el apoyo que estas mismas marcas van a dar a sus periféricos.
Lo cierto es que después de haber podido probar algunos de estos dispositivos como el HTC Vive en ferias, no me convence nada llegar a casa y ponerme un cachivache de estos para disfrutar de mi hobby y jugar un rato. Cierto es que se trata de una experiencia nueva y diferente, pero por ejemplo a nivel personal le veo mucho más futuro a nivel de pequeñas aplicaciones/atracciones estilo parque de atracciones, que a la hora de jugar a cualquier típico triple a que llega a las tiendas cada año.
Fijaos que por ejemplo no entro ni a valorar el hecho del precio, ya que al fin y al cabo a unos les parecerá caro, a otros justos e incluso seguro que a alguien barato. Todo ello hace que me dé especial pereza cuando empiezo a ver tal locura en la gente por estos periféricos, aunque supongo que si levantan tantas pasiones la gente algo le verá.
Yo en este sentido me gusta pensar como la gente de CD Projekt RED, y quiero creer que el futuro de los videojuegos pasa por títulos más complejos y completos a niveles de trama e historia, títulos que consigan atrapar mucho más a los jugadores y disfrutar cada momento que pasamos jugando. Y esto es precisamente lo que quiero, ya que en el momento que el futuro sea dedicarse a volar con una nave, montarse continuamente en una montaña rusa, o pegar tiros a cuatro monigotes en plan arcade como hace 20 años, posiblemente ese será el día de dar un paso atrás.