OPINIÓN

Lo que está pasando dentro de Microsoft con Xbox One, el DRM y Mattrick

Parece que Microsoft no deja de dar pasos en falso respecto a los acontecimientos que giran en torno a Xbox One. El último capítulo: la marcha de Mattrick.

Por Xose Llosa 17 de Julio 2013 | 18:38

Lo cierto es que soy una persona curiosa, y desde el pasado E3 2013 tenía una incógnita que me llevaba por el camino de la amargura, no me podía quitar de la cabeza la sucesión de acontecimientos que protagonizó Microsoft y la razón de tanto paso en falso.

Como todos sabéis, el culebrón Xbox One dio comienzo con la presentación de la nueva consola en el Xbox Reveal. Horas más tarde no cesaban las noticias (poco claras) que hablaban de DRM, conexión permanente, segunda mano y un largo etcétera. Posteriormente, llegó el E3 2013 cargado de grandes juegos, pero el mensaje respecto al DRM continuaba en firme, cobijado por el silencio de la compañía que había tirado la piedra y escondido la mano. Sinceramente, ponía la mano en el fuego a que Sony anunciaría medidas similares, porque si no era difícil de explicar la penosa comunicación de Microsoft. Sin embargo, la compañía japonesa se desmarcó con este video que dio la vuelta al mundo.

Lejos de terminar esto aquí, días más tarde llegó el comunicado de Microsoft en el que echaban por tierra todas las políticas DRM y promulgaban una Xbox 360 2.

¿Desenlace?

El capítulo final (hasta la fecha), Don Mattrick deja de presidir la división de entretenimiento de Microsoft a escasos seis meses del lanzamiento de la nueva consola para ir a perder el tiempo y ganar dinero a Zynga, compañía famosa por 'Farmville', que está en tan buen momento, que hace un par de semanas despidió al 20% de sus empleados.

Ahora que ya estamos todos en antecedentes, aunque seguro que conocíais toda esta historia, ya que ha copado la portada de esta revista en los últimos dos meses, os cuento mis cábalas, teorías e incógnitas.

Lo más extraño de todo lo acontecido es que Microsoft nunca ha explicado claramente qué proponía con Xbox One. Nunca ha explicado en rotundidad sus planes con DRM. Phil Spencer se contradecía hasta consigo mismo y, a día de hoy, quien sepa explicar con claridad qué iba a ser la nueva Xbox está mintiendo como un perro. Esto para una compañía tan grande y longeva como Microsoft es, cuanto menos, extraño.

Máster en comunicación

Por otra parte, más allá de que la gente terminase aceptando o no las políticas DRM (creo que las aceptamos, ahí está Steam para demostrarlo cada día), a nadie se le escapa, a Microsoft tampoco, que son tremendamente impopulares. Sin embargo, la empresa en ningún momento trató de maquillar la información. Los mensajes lanzados sobre la conexión permanente y la segunda mano en Xbox One, además de poco claros, no se molestaban en mostrar la hipotética cara positiva de este salto sin retorno al mundo digital.

Preguntaban a algún director de Xbox: "¿Habrá conexión permanente?", él respondía: "Sí, cada 24 horas, unos pocos KB". Esta es una respuesta ridícula para una persona que, en teoría, es experta en comunicación comercial. El mundo digital, y volvemos a mirar a Steam, tiene grandes ventajas, como los precios, las ofertas, disponer de nuestra biblioteca en cualquier lugar... ¿Por qué desde Microsoft nadie se preocupó en defender a ultranza este mensaje, en lugar de tratar de justificar la pequeñísima conexión necesaria para validar Xbox One?

Con esta campaña estaba más que cantado que la imagen pública de Xbox One iba a rebozarse por el fango, pero si yo que soy un mindundi lo veo venir, me cuesta mucho creer que en Microsoft no diesen las mismas vueltas que le puede dar cualquiera a este tema.

Ante este panorama se abrían tres hipótesis:

Hipótesis número 1: El plan perfectamente orquestado

Microsoft sabía que a todo aquel que se atreviese con el DRM el pueblo lo echaría directo a las llamas del Abismo de Helm, con lo cual lanzaron este órdago para dar que hablar de manera intencionada, y una vez todos los focos estuviesen apuntándoles directamente a la cara, podrían dar la vuelta a la tortilla para enseñar la piel de cordero y ser "la compañía del pueblo", aquella que escucha a los jugadores. Oiga, una posibilidad que ahí está, este es el mensaje que han tratado de vender desde la empresa.

A mí me llegó un correo desde Gamestop en el que decían algo así como "gracias a ti Xbox One no tendrá DRM". ¡Mami, soy especial!

Hipótesis número 2: Sony dio marcha atrás.

Esta es una teoría muy extendida. Sony y Microsoft se habrían aliado con Electronic Arts, Ubisoft, Activision y compañías varias, para paliar la segunda mano con todas estas medidas. Sin embargo, al ver los japoneses las reacciones tras el Xbox Reveal dieron la vuelta en el último momento, echando por tierra el pacto y dejando a Microsoft en una posición desde la cual solo podía dar marcha atrás.

Hipótesis número 3: ¿Qué hiciste Microsoft?

A mi esta me cuesta creérmela, la verdad, pero cosas más raras se han visto. Microsoft metió la pata, ¡chin-pun!

Llevaba mucho dándole vueltas, y fue la semana pasada cuando todo comenzó a clarificarse. La huida de Mattrick (a un Directivo no se le despide, le invitan a irse) fue síntoma de que algo no había ido bien en Microsoft. Este inesperado movimiento, por tanto, quita del medio la hipótesis número uno, esto no fue un plan perfectamente orquestado por una mente maquiavélica.

Ahora bien, ¿en Microsoft se les fue la situación de las manos, o Sony se fue atrás? Sinceramente, y aquí me tiro a la piscina, en estos momentos me decanto por que el desencadenante de todo esto fue que Sony se salió del guión pautado. La explicación, que aunque Sony haya promulgado a los cuatro vientos que son ardientes amantes de la segunda mano, parece que la protección por DRM queda en manos de las third party, lo cual presenta un escenario no muy halagüeño y está lejos del mensaje inicial de Sony que vimos en la histórica noche del E3 2013.

Aún queda mucho por conocer sobre esta, la nueva generación, pero en el mejor de los casos la cosa se queda como ha sido los últimos años, DLC, Online Pass, ect. Que nadie aplauda, que poco hay que celebrar.