Con la llegada de 'Pokémon GO', se ha desatado un fenómeno social, algo esperado sabiendo que se trata de una de las mayores franquicias del mundo videojuegos en un formato de juego gratuito y accesible para cientos de millones de personas. Ha habido muchos casos de noticias de todo tipo, sobre todo de cómo la sociedad ha tenido que adaptarse rápidamente con comercios que apoyan a los que usan cebos para atraer clientes, e incluso quienes no quieren que se juegue al juego en su propiedad.
Nada de jugar en clase
Una norma básica de cualquier instituto, colegio o universidad es que los alumnos presentes no deben mirar el móvil ni mucho menos jugar con él cuando el docente está impartiendo clase al ser toda una falta de respeto. Un profesor harto de que los alumnos jueguen a 'Pokémon GO' en clase ha decidido crear unos castigos especiales para quienes lo hagan bajo el lema de "Si yo no puedo capturarlos, tú tampoco".
Si el profesor descubre a un alumno jugando a 'Pokémon Go' en su clase, lo primero que hará será malgastar todas nuestras Pokéballs en Pidgeys y Rattatas, aunque promete fallar una y otra vez. A la segunda vez que los descubre, usará nuestros inciensos y nuestros huevos suerte para que el alumno infractor los pierda y no pueda aprovecharlos. A la tercera, transferirá el mejor Pokémon del alumno infractor para que lo pierda, y clama que "Un caramelo a cambio de un Dragonite de 1453 de CP suena un trato justo". En el fondo, no deja de ser la infracción de usar el móvil en clase cuando un docente imparte clase, algo que es una falta de respeto a la comunidad educativa, sólo que los castigos son más directos y afectan más que al infractor se le confisque el móvil durante una clase que se supone que debería estar prestando atención.