El 18 de Marzo 2016 | 18:39
Voy a reconocerlo desde el minuto cero: este es un texto que va a hacer una irracional defensa a la realidad virtual y puede ser que llegados a un punto, encontréis mis argumentos incoherentes, pero me da igual, al fin y al cabo una fe no se puede explicar del todo...solo se puede sentir, y eso es lo que me ha venido pasando a mi con la VR. Soy un iluminado, porque para ver la luz hay que haber estado primero en la más profunda oscuridad (chúpate esa Bungie).
Estuve ciego, y ya veo
Cuando comenzaron los primeros rumores sobre la realidad virtual, empecé a dudar de todo aquello que salía. La VR me parecía algo tan lejano y tan fuera de nuestro alcance, que me daba hasta rabia que hubiera jugadores que se emocionaran con el simple hecho de que podía llegarnos un caso capaz de meteros - casi literalmente - en un videojuego. Solo había visto esta tecnología funcionar correctamente en las película, y aún así se me antojaba bastante difícil comer cibernatillas a través de un cable.
Aunque pueda parecer que no, aquellos que no creen son luego los más impresionables. Tenemos tal coraza que cuando nos la rompen no tenemos más nada debajo con lo que protegernos y por eso nos hace cisco aquello que nos consigue atravesar. Algo así me pasó a mi con la realidad virtual. Tengo que decir que solo probé PlayStation VR en la pasada Madrid Games Week, pero esos 4 o 5 minutos valieron para hacerme ver que estaba totalmente equivocado, que sí que se podía tener fe en algo tan futurista como la VR, que con un caso y un par de mandos podías estar viviendo una experiencia única, y que solo sería el principio.
Hablo de un equipo al que todavía le faltaban unos ajustes y que compite con contrincantes de la talla de Facebook y Steam, por lo que podría - seguramente - trasladar la calidad (que no el precio) al resto de aparatos.
Por eso mismo, escépticos del mundo, ¡abrid los ojos! ¡creed! Que si que se puede, sí que tenemos entre manos algo potente, prometedor y que será - sin duda - una revolución en esto de jugar electrónicamente.
Podéis ir en paz.