El 3 de Agosto 2012 | 08:41
Soy de esos. Me encantan los juegos indie y soy de los que se puso las botas con los Indie Bundle de Steam hace unos días. Sin embargo se está yendo un poco de madre todo el tema de las desarrolladoras independientes y parece que cualquier cosa que se salga de lo común se merece tres portadas y una nota de 90.
El problema es que últimamente estamos asistiendo al boom de estos juegos "low-cost" y cada vez se está saturando más el mercado llegando al punto de que hay muchos juegos que hace unos años no hubiesen pasado por "el aro" y que ahora lo hacen. Parece que el éxito es reinventar el videojuego en sí, lo que hace que los "gafapastas" del mundillo se relaman y esgriman la bandera de la poesía o los sentimientos. Que conste que, aunque uso el término gafapasta, la definición correcta sería "jugadores que se sientan a tomar té en sus sofás de terciopelo mientras se colocan el monóculo de forma sofisticada para hablar de videojuegos". Cuando uno de estos juegos alcanza cierta barrera, cualquier persona que no los entienda o no disfrute con ellos acaba siendo tachada de idiota o de no tener sentimientos.
Si no te gusta vete a disparar a otra parte
Pongamos un ejemplo: 'Dear Esther'. Este juego de thechineseroom nos permite andar por una isla mientras un narrador nos va contando claves de una historia de un modo muy poético. Nuestras acciones en el juego se limitan a movernos por zonas pasilleras y, de vez en cuando, escoger entre dos caminos. Lo único que los diferenciará será escuchar una cosa u otra por lo que para atender a todo el relato puedes rejugarlo.
Hagas lo que hagas el juego siempre acaba igual y totalmente abierto a interpretaciones, a su lado las decisiones del chaval de 'Mass Effect' son una maravilla. ¿Entonces por qué ha gustado tanto a la crítica? Unos dicen que los gráficos, otros que la narración y algunos que la historia. Yo creo que es puro gafapastismo.
Me explico. A mí me gustó mucho 'Dear Esther' pero seamos sinceros, no volvería a jugarlo salvo por volver a ver alguna de las cuevas, como si se tratase de un vídeo de unas vacaciones pasadas. La experiencia es bonita, los paisajes y los juegos de luces llaman mucho la atención y te sorprenden más de una vez pero, al fin y al cabo, es como una película cuyo argumento puedo intentar completar recorriendo una y otra vez la isla.
Una vez que acabas el juego y vas a hablar con uno de estos gafapastas para comentarle que, aunque la experiencia es bonita y sorprendente no deja de ser un juego más, tienes que prepararte para que se ponga en duda tu intelecto. Resulta que, si no aprecias lo increíble y fabuloso que es el juego indie del momento, te falta sensibilidad y comprensión y te mandan a jugar al 'Crysis' más cercano.
Por lo tanto ya tenemos dos grupos. Los analfabetos que disfrutamos con un AAA y los gamers de verdad que son capaces de sentir emociones que los demás no podemos. Algo parecido a lo ocurrido con el final de 'Lost', pero eso es otra historia.
No están corrompidos como las grandes empresas
Supongamos ahora que cogemos la isla de Esther, le ponemos un CryEngine 54 y el sello de Capcom. Los mismos que antes decían que estaban teniendo un orgasmo recorriendo los recuerdos del protagonista, se quejarían de linealidad y falta de opciones.
¿Por qué ocurre esto? Es posible que al haber generalizado y popularizado los videojuegos, hoy en día la gente busque diferenciarse por saber del juego más raro que encuentran. Todo el mundo conoce 'Call of Duty' así que lo mejor es fardar de haber probado el último juego de un estudio indie de la República Checa.
Algo parecido pasa en el cine, muchos "expertos" prefieren hablar del director polaco de turno y a decir lo buenas que son sus películas mientras ponen a caer de un burro a 'Los Vengadores' o 'Transformers'. Hay veces que el simple hecho de que un director haya tenido éxito sin demasiado presupuesto parece que implica que todas sus películas lo van a tener.
La innovación por encima de todo
Aún con todo esto, yo soy un defensor de los juegos indie ya que son los únicos que se atreven a innovar de verdad. De la misma forma que antes he dicho que si 'Dear Esther' fuese de Capcom no habría tenido tanto reconocimiento, hay que señalar que ninguna de las grandes se hubiese arriesgado a hacerlo.
La huida de Peter Molyneux de Microsoft es una clara demostración. El señor M tenía un puesto bien pagado y relativamente seguro y sin embargo prefirió marcharse para hacer su propio proyecto y atreverse con algo nuevo que sabía que en 'Fable' no iba a encontrar.
Por volver a hablar de thechineseroom, su próximo juego basado en 'Everybody's Gone to the Rapture' tiene muy buena pinta y es el típico juego que no podría llegar de Electronic Arts por poner un ejemplo, y no sólo por la falta de DLCs.
Por último los indies son, o suelen ser, mucho más baratos que los juegos de grandes distribuidoras lo cual es un aliciente más a la hora de hablar bien de ellos. Pero esto se debe en general a que son mucho más simples.
Es cierto que la gran mayoría de juegos indie no llegan a nuestros oídos y que en realidad son los mejores los que pasan el corte por lo que normalmente todos los análisis han de ser de tono positivo. Pero no es menos cierto que vemos a los indie como el chico débil que intenta abrirse paso en un mundo de gigantes y por eso acabamos empatizando con estas desarrolladoras.
Sin embargo, gracias a la plataformas de descarga digital, están empezando a hacerse un hueco muy importante en el mundillo e incluso muchas de las grandes, como EA, han sacado su propia colección de juegos low-cost, aunque siempre más caros que los de verdad. Los indie forman junto al F2P y el freemium uno de los modelos con más futuro actualmente y tendrá que ser la llegada de las consolas next-gen la que dictamine si pueden o no establecerse del todo.