Facebook, Oculus y Morpheus. Da igual cuál sea el bueno, la cuestión es que al menos lo sea uno

OPINIÓN

Por Xose Llosa

El 18 de Abril 2014 | 18:17

Antes de obcecarnos discutiendo acerca de lo pertinente o impertinente de que Oculus haya sido comprado por Facebook, necesitamos ver si esto realmente funciona en la calle.

Hemos hablado mucho acerca de la compra de Oculus VR por parte de Facebook. Mark Zuckerberg, triunfante, anunciaba a través de un post en Facebook que había soltado 2.000 millones de dólares para hacerse, también, amo y señor de la compañía que logró devolver al mundo la fe en la realidad virtual.

Si bien Oculus, u Oculus Rift, es el gallo mayor del gallinero en estos momentos, Sony también está trabajando con su propia tecnología, Project Morpheus, el casco presentado durante la pasada GDC 2014. Por otra parte, parece que Microsoft también tiene entre manos un proyecto relacionado con la realidad virtual, pero de esto no sabemos absolutamente nada en firme. En cualquier caso, no cabe duda de que esta tecnología interesa a las compañías.

Oculus Rift

Cierto es que no tenemos nada en firme. Hoy no hay posibilidad de irse a la tienda de turno a comprar ninguno de estos cascos, y tampoco tenemos claro cuándo esto será algo plausible, por lo que estamos siempre moviéndonos con los pies resbaladizos en terreno pantanoso. Pero creo que es un momento en el cual hemos visto muchos cambios recientes, y bien merece la pena recapacitar sobre varios temas.

La chispa de Kickstarter

El primero de todos es Kickstarter, ya que en el micromecenazgo es donde encuentra la primera chispa de esperanza el casco VR de Oculus. Con una modesta propuesta, lograron pegar un pistoletazo de popularidad. A partir de este momento la maquinaria de Oculus comenzó a funcionar, llegaron inversores, llegó Carmack, llegaron los primeros Kits de desarrollo de Oculus VR... Todo parecía estupendo, excepto la parte fundamental de todo negocio: ¿cómo llevar Oculus a los ciclos comerciales?.

El casco interesa al público, no hay duda, y la inyección de inversión continuó llegando a la empresa de manera constante, pero llevar un nuevo hardware a los ciclos mainstream de venta al público es un negocio que requiere de mucho más que inyecciones puntuales. A mis ojos, Oculus Rift siempre fue un periférico alucinante, pero nunca acabé de imaginármelo en la estantería del centro comercial. Hasta el día F.

El día F

El día F en el que el amigo Mark se sacó el talonario y decidió apostar por Oculus. Ese día la locura se desató, Notch puso el grito en el cielo, y cientos de jugadores llenaron Twitter de exabruptos. El periférico indie se ha pasado al lado oscuro, lo que tiene cosas malas y cosas muy buenas.

Oculus

En el lado de lo bueno. Sin la pasta de Facebook el futuro comercial era incierto. El propio fundador de Oculus explicaba hace poco que la estabilidad económica de Facebook era una carta de presentación para asegurar la sostenibilidad de Oculus, y lo hacía interesante a la compañía que tenía que hacer una inversión en el desarrollo del juego para adaptarlo a Oculus. Zuckerberg aseguró que Oculus Rift como plataforma de juegos seguiría trabajando de manera independiente a Facebook, por lo que se supone que en el futuro próximo veremos llegar el casco a las tiendas, a un precio moderado, y con apoyo de compañías detrás (un casco son sus juegos). Esta posibilidad no se veía nada clara antes del día F.

La parte chunga de Facebook, es TODO LO DEMÁS. Facebook tiene interés en Oculus Rift por la tecnología que aporta, y yo veo esta tecnología evolucionada hasta convertirse en una suerte de Google Glass con una F blanca impresa dentro de un puñado de años. Sin embargo, tenemos la suerte, gracias a Kickstarter, de que Oculus Rift, tal y como lo conocemos como plataforma de juegos, está hecho, por lo que su futuro a medio plazo lo tenemos vinculado al videojuego.

Project Morpheus

A donde quiero ir a parar es a que la compra de Oculus por parte de Facebook puede ser buena o mala para Oculus VR como empresa. Vendieron su alma al diablo y habrá que ver cómo sale la jugada. Pero para los jugadores es una apuesta ganadora lo miremos por donde lo miremos. Oculus va a salir, con lo cual ahí ganamos. Si finalmente la realidad virtual cuaja, da igual qué Oculus se vaya al infierno, nos debería importar un bledo, ya que vendrá un Project Morpheus o cualquier otra propuesta que nos dará estas experiencias.

Esto, Zuckerberg, nunca nos lo podrá quitar.

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