El 8 de Agosto 2018 | 16:48
La noticia de que Ruby Rose encarnará a Batwoman en su propia serie, dando vida así a la primera superheroína LGBT, debería ser buena para todos, pero la recepción ha resultado ser más negativa que positiva. A simple vista, cualquiera diría que las críticas provienen de homófobos y misóginos, pero resulta que la gran mayoría de ellas provienen del colectivo al que representa. Contra todo pronóstico, por razones de lo más extrañas.
La única queja a la que puedo dar credibilidad es al hecho de que Rose es católica, mientras que el personaje de Kate Kane es judío. ¿Tan difícil era encontrar a una actriz lesbiana y judía dispuesta a ser Batwoman? Estoy convencida de que no. Ahora bien, ese no es motivo para atacar a Rose. Sí, ella hizo la prueba para el papel y es libre de echarse atrás al igual que hizo Scarlett Johansson, pero, una vez más, se utiliza a la actriz en cuestión de diana en vez de pedir explicaciones al equipo que la ha contratado. De todos modos, sí que me gustaría señalar que, al igual que ocurrió con Johansson, el problema no es que una actriz represente a una minoría a la que no pertenece, sino la falta de inclusión de dichas minorías en otros papeles: ¿por qué una católica no puede interpretar a una judía? ¿Por qué una judía no puede interpretar a una católica? ¿Por qué una mujer cisgénero no puede interpretar a una mujer trans? ¿Por qué una mujer trans no puede interpretar a una mujer cisgénero?
Pero volvamos a Ruby Rose. El antisemitismo se ha utilizado como excusa para criticarla hasta la saciedad, y los insultos van desde señalar que es una mala actriz a que se la ha contratado para complacer a las mujeres heterosexuales que la encuentran atractiva. Dos "argumentos" que son, sin ir más lejos, ridículos.
¿Mala actriz o malos papeles?
Los problemas con la actuación de Rose se remontan a 2015, donde interpretó a Stella Carlin en 'Orange is the New Black'. El personaje era realmente malo, y su única función era servir de obstáculo en la relación de Piper y Alex. Stella estaba tan desaprovechada que se deshicieron de ella al final de la temporada, y sólo regresó como cameo en un episodio posterior. Ahora bien, lo problemático era el personaje, no la actriz, y Rose no ha tenido una carrera tan relevante como para que podamos asegurar que hará un mal trabajo como Batwoman.
Ojalá la gente se indignara tanto cuando a actrices terribles como Emma Watson o Emilia Clarke les llovieran ofertas.
Sólo el tiempo —y la crítica— podrá decir si la elección ha sido acertada, pero el insulto que se ha llevado la corona de la absurdez es el de que han contratado a Rose porque resulta atractiva a ojos de mujeres heterosexuales. Un aplauso.
Si te atrae una mujer, por masculina que sea...
A ver. Rose es genderfluid, alguien cuya identidad sexual fluye, como su nombre indica, entre la masculina y la femenina. Tiene un aspecto andrógino que le permite esa transición sin destacar, y resulta atractiva para muchos tanto como hombre como mujer, género con el que se suele identificar más (de ahí que me refiera a ella en femenino). Pero no es ni lo uno ni lo otro de forma exclusiva, así que lo siento, chica. Si Ruby Rose te atrae sexualmente, no eres hetero. Es tan sencillo como eso.
Está bien que no te guste Ruby Rose, sea como persona o como actriz. No pasa nada si imaginas a otra en el papel de Batwoman, estás en tu derecho. Pero ninguna de estas razones es excusa para insultarla ni para girarle la espalda a un proyecto que pretende ser inclusivo.