El 5 de Julio 2019 | 19:38
Hay mucha ironía en que actualmente el panorama de los videojuegos sea más político que nunca, y que cada vez más desarrolladores y jugadores salgan a la palestra a exigir que la política no sea parte del medio. Continuamente encontramos títulos que trazan paralelismos con la sociedad real y sus estructuras de poder y clase, o que hablan sobre economía y cultura del consumo, pero muchos se empeñan en hacer como que nada de eso existe.
La política de no tomar partido
Es lo que sucede también con 'The Outer Worlds', el nuevo y esperado juego de Obsidian, maestros de algunos de los mejores RPG occidentales que se han visto en los últimos tiempos. Leonard Boyarsky, director creativo del estudio, ha declarado en una reciente entrevista al portal VGC que no quiere que el juego tenga "una fuerte carga política", y que están intentando que no "aleccione" a los jugadores.
Es difícil no arquear una ceja ante semejantes declaraciones, porque 'The Outer Worlds' precisamente va sobre una colonia espacial que está siendo parasitada por una megacorporación autoritaria que gobierna las vidas de los habitantes del lugar. Una premisa extremadamente política para un juego que no quiere serlo.
Un argumento así también suele perfilarse como una crítica al capitalismo, aunque Boyarsky, en la misma entrevista, se muestra partidario de este sistema económico. "Puede ser traicionero; la manera en la que la gente controla las historias que cuentas sobre el mundo. Si dejas que otras personas controlen ese discurso, entonces pueden controlarte a ti también hasta cierto punto", asegura. "Eso puede pasar en cualquier forma de gobierno: si no fuera en el capitalismo, sería en otra cosa".
'The Outer Worlds', como todo buen RPG, recae en gran medida sobre las decisiones que el jugador tome durante el transcurso de la partida, y sobre cómo estas moldean su mundo. Boyarsky explica que lo que quieren evitar es tomar partido y posicionarse de un lado político específico, para así dejar que los jugadores saquen sus propias conclusiones y elijan lo que creen conveniente.
Lo más probable es que, al decir todo esto, se refiera a que quiere dejar libertad al jugador para decidir que postura tomar ante la premisa que plantea el juego, porque afirmar que un juego que trata sobre capitalismo colonizador no tiene carga política es, cuanto menos, ingenuo. O incluso puede que, ante las recientes oleadas de jugadores furibundos que exigen que la política no forme parte de sus videojuegos, y que son capaces de boicotear cualquier cosa que no cumpla sus principios (una acción también muy política, por cierto), Obsidian haya querido echar el freno en sus declaraciones y dar una respuesta aparentemente neutra para no ganarse enemigos antes de que el título salga a la venta.
Porque lo cierto es que ninguna obra cultural de esta naturaleza puede permanecer al margen y ser completamente blanca; siempre hay un determinado sesgo que nace de las convicciones políticas, inconscientes o no, de quien la crea. Boyarsky entiende "política" como algo muy concreto, como si fuera hacer campaña para atraer votantes. Pero lo cierto es que la política es algo mucho más amplio, es algo que gobierna todo lo que existe en nuestra sociedad, y por ende, nada es apolítico.