Los mares por Microsoft se han mantenido agitados. La compañía siempre ha estado en el punto de mira en cuanto a videojuegos se refiere; siempre ha andado a contracorriente de Sony o Nintendo, y su pronunciada falta de títulos exclusivos le han llevado, de manera continuada, al ojo del huracán. Sin embargo, la compañía parece gozar de un estado de forma envidiable: hoy se ha podido visualizar el informe financiero y los incrementos de beneficio son notables.
Los datos desglosados en el documento no hacen sino delimitar el buen hacer de los estadounidenses. Microsoft logró amasar un 18% más de ingresos en videojuegos con respecto al ejercicio anterior. Culpa de ello la ha tenido Xbox One: la consola ha gozado de un crecimiento del 24% si se compara con el mismo período de 2017. También se ha notado la subida de afiliados al servicio online: Xbox Live ha registrado una actividad de 59 millones de usuarios, incrementándose la cifra total en un 13%.
Si atendemos al rendimiento general de la compañía también tenemos motivos para sonreír. Los ingresos totales de Microsoft han sido de 26.800 millones de dólares, incrementándose un 16% el total con respecto al ejercicio anterior. Cabe destacar que ingreso no es lo mismo que beneficio: el segundo parámetro nace de restar los gastos de los ingresos. Los beneficios de la compañía ascienden a 8.600 millones de dólares totales.
Motivos para sonreír
Si estos resultados no sirven para hacer sonreír al usuario, ya no sé qué falta. El buen hacer en términos económicos de la compañía puede traducirse (indirectamente) como un aumento de la inversión en sistemas, productos complementarios y, por supuesto, videojuegos. Hace unas semanas la rumorología se disparó ya que, presumiblemente, los ingenieros de la compañía ya estaban trabajando en la nueva consola de la compañía. Microsoft sigue en el mercado y nadie la va a frenar.