El 16 de Mayo 2013 | 17:34
El expresidente de THQ y cofundador de Naughty Dog, Jason Rubin acaba de revelar las precarias condiciones en las que se desarrolló el último proyecto del estudio en el mercado, 'Metro: Last Light'. "El presupuesto del juego era mucho más bajo que el que utilizan el resto de estudios para la escenas de corte, apenas un 10% de los recursos invertidos por otras empresas competidoras para sus títulos" dijo en un mensaje enviado a GamesIndustry International "El juego fue desarrollado en unas instalaciones en Ucrania bajo unas condiciones de temperatura bastante agresivas, por no hablar de las limitaciones en cuanto a recursos".
Una historia asombrosa tran un juego increíble
La oficina de trabajo era tan pequeña que no permitía el uso de sillas con ruedas y si alguien del equipo necesitaba un nuevo kit de desarrollo o un nuevo ordenador de alto rendimiento, un trabajador de 4A debía volar a Estados Unidos y traerlo hasta Ucrania en una mochila para evitar que los corruptos funcionarios de aduanas le registraran y se quedaran con el material.
Como hecho anecdótico, el comunicado cuenta también como uno de los desarrolladores Dean Sharpe, yendo un día hacia su casa fue asaltado por un grupo de tres hombres armados que le instaron a que abandonara su apartamento y se buscase otro.
Tras el reparto de THQ, los derechos de 'Metro' entre otros títulos fueron adquiridos por Deep Silver que finalizó la edición del último juego de la saga. Rubin también ha comentado su desaprobación en algunas de las decisiones que ha tomado el nuevo editor sobre no hacer públicas las condiciones e historias que hubo tras el desarrollo del juego, así como que no aparezca el logo del estudio4A en la página web.