El 17 de Julio 2015 | 11:26
En plena era del HD, el 4k, el streaming y las conexiones de fibra óptica la NASA, la agencia espacial estadounidense, ha marcado un nuevo hito en la exploración espacial al obtener por primera vez imágenes cercanas de Plutón, uno de los últimos cuerpos celestes de nuestro sistema solar, gracias a la sonda New Horizons que tan en boca de todos ha estado durante estos últimos días, pero lo que muchos no sabían era que tanto esta sonda como la ya obsoleta PlayStation comparten un elemento fundalmental para su funcionamiento.
CPU contrastada
En pleno auge por la llegada de la sonda al anteriormente considerado como último planeta del sistema la cuenta oficial de PlayStation en Australia revelaba un secreto. New Horizons y la primera consola de la compañía comparten la misma CPU, la denominada MIPS R3000, aunque la incorporada en la sonda espacial ha sufrido pequeñas modificaciones para poder enfrentarse a un viaje que inició en el 2006, justo cuando ya la primera PlayStation comenzaba a paralizar su producción a nivel internacional.
Este hecho puede sonar algo descabellado. En 2006 ya contábamos con nuevos procesadores mucho más potentes que el empleado en la PlayStation original, de hecho, sin abandonar la marca, todos recordamos las bondades del emotion engine y sus capacidades para dirigir misiles de la que tanto se habló en la época de PlayStation 2 y su sucesora, PlayStation 3, con su chip cell.
Pero todas estas tecnologías, en el momento de desarrollar New Horizons, no eran factibles para la NASA al ser dispositivos que aún no habían contrastado con creces su fiabilidad, algo que según parece la agencia espacial lleva con sumo cuidado, optando por la CPU de PlayStation debido a la fiabilidad que el chip había demostrado en todos los años de funcionamiento de la plataforma.
De esta forma, la llegada a Plutón del corazón de la consola original se suma a un largo repertorio ya ligado a la ciencia ya que tampoco debemos olvidar el proyecto Folding Home en PlayStation 3 o el uso de estas mismas conectadas entre sí para funcionar como grandes servidores para gestionar datos de investigaciones en universidades como Harvard.