Tras verse envuelta en el caso de PRISM, la compañía se ha apresurado para comunicar a los usuarios que en ningún caso el gobierno puede llegar a utilizar Kinect 2.0 para espiarlos. La palabras concretas de Microsoft han sido: "desafiar agresivamente cualquier intento de husmear a través del dispositivo". Como todos sabemos, el periférico en cuestión de Xbox One ha recibido críticas muy duras desde que la compañía anunció que se mantendrá encendido en todo momento, recogiendo datos de su entorno. Se le calificó rápidamente como un dispositivo para espiar al consumidor, cuestión que algunos países como Alemania han declarado como una flagrante violación de privacidad de los usuarios.
Microsoft se sacude las pulgas
"A falta de una nueva ley, no creemos que el gobierno tenga algún tipo de autoridad legal sobre nosotros o cualquier otra empresa que fabrique productos con cámaras y micrófonos para recoger datos." comentó un portavoz de Microsoft a The Verge "De todas formas, cuando uno está delante de Xbox One y está teniendo una conversación, esta no queda grabada ni se sube a ningún sitio".
De esta forma, Microsoft ha intentado restar importancia a los temores de los usuarios sobre que el gobierno haya instalado puertas traseras de espionaje en los productos de la compañía. The Guardian también ha publicado recientemente una serie de documentos que ligan supuestamente a Microsoft con distintas agencias de inteligencia de Estados Unidos que han solicitado al gigante informático correos electrónicos privados y acceso a videollamadas de Skype.