El 15 de Septiembre 2016 | 12:47
Sin desmerecer para nada el trabajo de Nintendo con Nintendo Wii y Wii U, GameCube sigue siendo para muchos la última gran consolas de sobremesa de la compañía nipona. Y no porque las dos últimas representantes vayan escasas de juegazos y exclusivos, pues es todo lo contrario, sino porque le tienen un cariño especial. Fue la última época en la que, por lo menos al principio, una consola de Nintendo pudo competir de tú a tú con la competencia, no solo ofreciendo los típicos juegos marca de la casa, sino también llevándose grandes exclusivas de third parties (ahí están cosas como el remake de 'Metal Gear Solid' o 'Resident Evil 4'), o ofreciendo grandes juegos multiplataforma. Posteriormente PS2 se acabaría imponiendo claramente, pero el legado del cubo ya se había dispuesto.
14 de septiembre de 2001
Aunque a Norteamérica llegó tan solo dos meses después (18 de noviembre de 2001), y en Europa tuvimos que esperar lo suyo (3 de mayo de 2002), en realidad los japoneses ya la habían estado disfrutando desde septiembre de 2001. Y vaya consola acababa de llegar. Eran otros tiempos; tiempos en los que Nintendo ofreció al mercado la que probablemente fue la consola de sobremesa más potente de la generación de 128 bits. Con un procesador central basado en 'IBM PowerPC' de muy alto rendimiento, y una GPU de la marca ATI que ofrecía unos grandes gráficos para aquel entonces, el cubo de Nintendo cambiaba radicalmente de política con respecto a N64: por primera vez se prescindía de los cartuchos. Aunque, eso sí, en ningún momento usaron DVD's convencionales, sino un sistema óptico propio ('Nintendo Optical Disc'): más pequeño, pero con una mayor velocidad de lectura.
Puede que su éxito comercial no fuera precisamente el mayor de sus logros, pues vendió alrededor de 22 millones de consolas y acabó relegada a un segundo plano para las third parties (igual que la primera Xbox), pero sigue albergando algunas de las mejores entregas de sagas "Nintenderas" como 'Mario Kart', 'Metroid', 'Super Smash Bros.', o 'F-Zero'. Y todo eso sin contar las múltiples joyas esconcidas que tiene: 'Baten Kaitos', 'Star Fox Adventures', 'Bomberman Generations', 'Star Wars Rogue Squadron', o las sagas que nacieron ahí y que siguen teniendo presencia como 'Luigi's Mansion' o 'Pikmin'.
Además, todos los que la tenemos, no podemos evitar sentir nostálgia al recordar cosas como su curioso diseño (que al principio no gustó tanto, pero que luego caló hondo), el ruído que hacía la consola (único en una consola), la pequeña luz naranja que emanaba al estar encendida, o simplemente el estrafalario pero excelente y comodísimo mando que llevaba. Por no hablar de los múltiples experimentos que generó, ya fuera a nivel de juegos y periféricos ('Donkey Konga' y los 'Bongós', o 'Final Fantasy: Crystal Chronicles y la conexión con GBA), a nivel de Internet y los adaptadores de banda ancha, o incluso a nivel de "retrocompatibilidad" con las portátiles Game Boy (la original, la Color, y la Advance) gracias al 'Game Boy Player'. Pero si hay algo que realmente destacó por "exótico", eso fue sin lugar a dudas la versión de la consola creada por 'Panasonic' con el consentimiento de la propia Nintendo: la 'Panasonic Q', o también nombrada como 'Game Q'. Su diseño era muy extraño y solo salió en Japón, pero añadio compatibilidad para reproducir CD's y DVD's. Nuestra más sincera enhorabuena a Nintendo.