La idea de dedicar unas líneas a esta cuestión surge, paradójicamente, del aniversario de 'La Abadía del Crimen', un juego con ya 25 años a sus espaldas. El título de Opera Soft en su día hizo aparición en Spectrum, MSX, Amstrad y PC. Sin embargo, desde la cuenta de Twitter Commodore Spain, la que desde ya os recomiendo seguir a los amantes de la retroinformática, dejaban volar la imaginación, y subían una imagen en la que mostraban como habría sido la versión de Commodore en comparación a las existentes.
Una lástima que #Opera y #Pacomendez no hicieran la versión de commodore ¿Imaginamos como sería? pic.twitter.com/5Xeb0UmGi7
? Commodore Spain (@CommodoreSpain) Mayo 18, 2014
Madre de Dios, ahí sí se nota la diferencia entre plataformas. Es clara y evidente. No hace falta pensar en resoluciones o pixeles, salta a la vista desde kilómetros que no hay dos ediciones iguales.
Un ojo al pasado
Si nos vamos a los tiempos de las consolas 8 bits, la paleta de colores de NES poco, muy poco, tenía que ver con la que lucía la Master System 2. En el salto a los 16 bits había guerras encarnizadas por ver cuál era mejor versión de 'Aladdin': la de SNES o la de Mega. Misma licencia, pero dos juegos diferentes creados por dos compañías. Y así podríamos seguir dando ejemplos y casos a lo largo de las diferentes generaciones. El telón de fondo que no podemos perder de vista es, ¿quién tenía una NES disfrutaba menos de sus juegos porque estaban en tonos más tenues que los de Master System?.
Sin embargo, hoy, ya en la generación de PlayStation 3 y Xbox 360, pero sobre todo con el desembarco de estos dos nuevos sistemas de Sony y Microsoft, tenemos dos máquinas prácticamente idénticas sobre la mesa. No solo muy parejas a nivel técnico, sino que también en el catálogo comparte un buen porcentaje de juegos. Las razones al decantarse por uno u otro sistema pueden ser muy variopintas, pero quien argumente que la base de la decisión se ha de estribar sobre el poderío técnico en los multiplataformas, está cayendo en una trampa. Una trampa fea y horrible. Una trampa en la que no querría caer: la trampa del marketing.
¡Ay, el marketing!
En los juegos actuales existen diferencias entre versiones, los artículos de Digital Foundry dan buena muestra de ello, pero son unas diferencias, que aunque existentes, en casi el 100% de ocasiones impacto sobre la experiencia jugable equivalente a cero. Caemos, además, en el error de obcecarnos sobre los píxeles verticales, cuando para la experiencia videojugada es muy más importante la tasa de framerate. Hasta este punto el marketing nos está tratando de influir, está tratando de dar relevancia a la resolución sobre la tasa de framerate, ¿por qué?, porque es mucho más factible lograr lanzar un juego a 1080p que a 60 frames estables. Entre tanto, el estándar se está acomodando en 1080p, 900p... y los 30 frames que nos vienen persiguiendo y no somos capaces de quitarnos de encima.
Esta guerra de consolas, no sé si es porque con las redes sociales para dar rienda a la berborrea la vivimos de manera más intensa que en generaciones anteriores, pero está siendo particularmente cruenta.
Cuando hace 20 años enfrentábamos a cara de perro dos juegos de calidad como 'Sonic' y 'Mario' para decantar la balanza en una u otra compañía, hoy ponemos frente a frente los números que nos han contado unos señores de marketing a través de una cuenta de Twitter. ¿Esto no es un poco estúpido?