El 21 de Abril 2016 | 20:10
Ayer me encontraba con la noticia de que Cliff Bleszinski, creador de la saga 'Gears of War', criticaba 'Firewatch' de una manera que no agradó mucho a sus seguidores de Twitter. Sinceramente, no entiendo por qué. Quiero decir, remitiéndome a su tuit, lo único que dijo fue que era un juego demasiado "hípster" para él. Y yo me pregunto, ¿qué problema hay? Me hizo especial gracia el asunto porque parece que hay una ley no escrita en el mundo de los videojuegos por la cual todos tenemos que regirnos y decir que X o Y nos parece bien solo porque le gusta a un colectivo determinado.
Me apena, por otro lado, que pasara desapercibido un gesto que para mí tiene mucha más importancia. Se habla mucho y se critica a los walking simulator sobre si tienen que considerarse videojuegos o no. Sinceramente, lo último que me esperaba era que el creador de 'Gears of War' se preocupara de jugar a 'Firewatch'. Luego pensé: demonios, ¿por qué no? Si algo bueno hay que destacar de la industria del videojuego de hace unos años hasta ahora, es su diversidad. En todos los aspectos de nuestra vida, la pluralidad es un elemento fundamental, y prefiero un mundo de los videojuegos donde si no me apetece disparar un arma, puedo optar por una apuesta más narrativa o diferente. Me parece que Bleszinski, con toda su buena intención, quiso probar un juego y se encontró con que no era lo que había esperado. Y lo criticó. ¿Y qué? ¿Es que nos tiene que gustar todo?
De la misma forma, he encontrado actitudes similares cuando alguien critica sagas como 'Dark Souls' o 'BioShock' o 'Metal Gear Solid'. Parece que nadie puede emitir una opinión si es "políticamente incorrecta". Lo siento mucho, pero si algo me gusta del ser humano es su capacidad de razonar y, como consecuencia, emitir un juicio de valor. No entiendo por qué hay que venerar una saga simplemente porque la "opinión pública" dentro del mundillo dicta que es lo que hay que hacer. Me da igual que un juego sea "objetivamente" bueno, porque cada videojuego nos transmite cosas diferentes a cada jugador.
Si bien es cierto que en cada videojuego hay un poco de cada creador, como producto cultural que es, eso no significa que la idea que los desarrolladores querían transmitirnos nos llegue a todos de igual forma. Estoy segura de que 'Firewatch' es uno de esos juegos en el que los creadores pusieron un trocito de su corazón a la hora de hacerlo. Estoy convencida de que sus creadores echaron una mirada al álbum de fotos de sus vidas, y cada uno puso una pizca de sí mismo en la elaboración del juego. No me cabe duda. Pero eso no justifica que por ello tenga que agradar a todo el mundo. Hablo de 'Firewatch' porque es el juego que viene a colación, pero lo mismo se puede aplicar a otros.
Siempre lo digo, no pretendo dar lecciones de nada, pero en el proceso de elaboración de un videojuego, como creador tienes una serie de ideas sobre cómo transmitir a los jugadores el mensaje de tu videojuego... pero eso no te asegura que todos vayan a captarlo de la misma forma. El motivo es que cada uno tenemos, a su vez, nuestras propias vivencias, que hacen que empaticemos más o menos con la narrativa de un videojuego. Si Bleszinski no ha captado, según sus seguidores, la esencia de 'Firewatch', no pasa nada. Simplemente hemos descubierto que él no era el público objetivo de este título.
Al margen de esto, lo que hay que valorar es que Bleszinski probara por sí mismo el juego. Que aprovechara el abanico de posibilidades que le ofrece el mercado del videojuego y, de esta forma, emitiera su opinión. "Es demasiado hípster". Bueno, quizás ese comentario ayuda a que los creadores se planteen otro modo de construir una historia.
Al final, un videojuego no es más que un mero canal de comunicación. A veces el mensaje llega completo... y otras con interferencias. Pero lo que cuenta es que tanto creadores como jugadores, se encarguen de darle vida.
Solo tenemos que ir acostumbrándonos.