El 7 de Septiembre 2016 | 12:38
Me gustaría tener una visión mucho más bonita, idílica y preciosista del mundo de los videojuegos. Sin embargo, noticias como la que venimos a contar hoy suelen ser las causantes de que me dé cuenta de que en ocasiones pensamos de un modo un tanto utópico. Sí, evidentemente estamos hablando de negocios al fin y al cabo, y teniendo en cuenta que la mayoría de compañías importantes de nuestro sector cotizan en bolsa, lo extraño sería que no pensarán en los beneficios. Sin embargo, a mí me gusta pensar que aún quedan desarrolladores que lo que quieren es simplemente hacer juegos, expresar de un modo artístico aquello que tienen dentro, y disfrutar viendo como los demás admiran su trabajo. Por eso, cuando las compañías se centran más en sus beneficios personales que en los jugadores, algo me dice que la industria se está desviando un poco de su camino. Y ojo, porque en la historia que venimos a contar hoy seguramente no todo es malo.
La lucha interna continua
Aunque leyendo el titular podéis pensar que todo ha empezado hoy, la verdad es que hoy simplemente se ha escrito el capítulo más impactante de esta historia, pues en realidad Ubisoft lleva teniendo problemas internos varios meses. Tal es así, que desde hace un tiempo Vivendi Games está intentando hacerse con el control ejecutivo de la compañía gala. Y además lo ha ido haciendo de un modo un tanto hostil, comprando acciones de empresas subsidiarias de Ubisoft (como por ejemplo Gameloft). Actualmente, no solo tiene el control total de Gameloft, sino que además cuentan con el apoyo de 'Amber Capital' (quienes a su vez tienen ya el 14,6% de las acciones de Ubisoft), de manera que sus acciones han subido ya por encima del 20%.
Como era de esperar, los hermanos Guillemot (entre los que se encuentra 'Yves Guillemot', el actual presidente de la compañía) se oponen a esta "ofensiva", y hace tiempo que buscan nuevos inversores para mantener a salvo el capital de la empresa. Pero es más, según informa el medio 'Bloomberg', los hermanos 'Guillemot' habrían comprado un total de 4 millones más de acciones (con un coste de unos 161 millones de dólares) con el objetivo de volver a ganar un porcentaje extra (en este caso del 3,5%) y dificultar más las intenciones de Vivendi. ¿Por qué este movimiento? Pues probablemente para evitar que Vivendi pueda llegar a hacer una oferta para hacerse con la compañía.
Ahora mismo no puede hacerlo, y de hecho ya ha declarado no tener intenciones, pero si llegara al 30% de las acciones estaría obligado a ofrecer una oferta pública y eso seguramente sería fatal para los hermanos 'Guillemot'. Sinceramente, es complicado mojarse en este asunto, porque al fin y al cabo uno no puede preveer qué sería mejor para la industria. Sin embargo, si os tengo que dar mi opinión personal y subjetiva, la verdad es que lo tengo claro: tengo la sensación que este movimiento por parte de los auténticos fundadores de la compañía es nada más y nada menos que un golpe encima de la mesa para dejar claro que lucharán por aquello en lo que creen. En otras palabras, me da la sensación de que mientras unos sí están pensando en los negocios, otros simplemente quieren seguir ofreciendo lo que tanto nos gusta. Aunque seguramente haya un poco de todo en ambos bandos.