El 26 de Febrero 2018 | 21:46
Hace 32 años el primer ordenador Apple veía la luz, España entraba en Europa o este humilde escritor veía por primera vez el mundo. El año 1986 fue importante por muchas cosas, pero para algunos nos supuso el inicio de algo más que una serie, un anime que nos guió la niñez, la juventud y, ahora, nos sigue marcando el camino mientras intentamos ser adultos.
Hoy se cumple el 32 aniversario del nacimiento de 'Dragon Ball'. Una fecha que a más de uno hará sentir vértigo por el incesante paso del tiempo, pero para otros, significa el placer de haber vivido más de tres décadas bajo el yugo mágico de Akira Toriyama.
Quizás no estemos ante el mejor anime, ni hablemos del mejor dibujo, animación o guión. Pero 'Dragon Ball' tiene esa magia, un sentimiento indescriptible que 32 años después te hace sentir el mismo fervor que tuviste en la más plena niñez. Quizás este artículo debería contener efemérides de esta obra, recuerdos de los capítulos más memorables, o el repaso de los personajes más importantes. Pero no, ese no es el objetivo de estas líneas.
Un sentimiento
Lo reconozco, soy fan acérrimo de la obra de Akira Toriyama. Si mi yo niño pudiera ver en lo que me he convertido, podría reprocharme muchas cosas, pero no de estar orgulloso de poder mantener ese ápice de niñez e ilusión cuando este mundo está predestinado a robarte lo poco que te puede esbozar una sonrisa.
La llegada de 'Super' me ha hecho recobrar un sentimiento casi apagado. Más allá de valorar lo bueno o lo malo del regreso de la serie, sentarme cada domingo, café en mano, delante del televisor para ver 'Dragon Ball' se ha convertido en todo un ritual. Igual que de niño disfrutaba de sus aventuras y quedaba anonadado mientras mi galleta se fundía en un vaso de leche casi infinito, hoy sigo desconectando del mundo mientras mi piel se aflige al mismo tiempo que mi corazón se estremece por recordar una época ya casi olvidada.
Creo que estas líneas no serán del entendimiento de todos, tampoco lo pretendo. Mi lugar en este medio me da las herramientas para poder expresar con letras lo que quizás no sabría decir con la voz. Pero para aquellos afortunados que se sientan reconocidos por mi prosa, espero que dibujen una mueca de felicidad al sentir como suyo lo que hoy pretendo expresar.
Muchas cosas nos ha enseñado la serie, el valor de la amistad, el esfuerzo por la superación, la lucha cuando todo parece perdido, o mejorar para el bien común. Se suele decir que la niñez no se recupera, que la magia e inocencia se pierde con el paso de los años. Si algo tengo que agradecer a 'Dragon Ball' es hacerme sentir siempre que mi vida puede ser una aventura. Volver a la niñez que creía olvidada y demostrarme que a pesar de los años, todos guardamos la ilusión del chiquillo que anhela vivir las epopeyas de sus personajes favoritos.
Hoy no escribo por una serie, hoy relato un sentimiento. 32 años que han marcado mi duro camino para llegar a ser hombre, y que espero que cuando mi cuerpo sienta ya los estragos de una vejez casi perpetua, hagan de mi corazón imperecedero. Por ello, solo puedo y debo concluir de una forma:
Gracias por todo Kakaroto. Que cumplas muchos más.