Hace muchos años, muchos, me dijo un buen amigo: "Te pasas más tiempo leyendo revistas de videojuegos que jugando", y tenía toda la razón. Desde que era un piojoso mofletudo tenía una fijación extraña con las compañías de desarrollo, con el explorar cómo el proceso de desarrollo de un videojuego -algo que hace 15 o 20 años era altísimo secreto-, y con las franquicias y nombres que daban vida a mis títulos favoritos. Me dormía con la revista de turno entre las manos -Hobby Consolas o la PlayStation Official de The Elf, normalmente-, y mientras mis compis de aquel entonces se limitaban a machacar botones a 15 centímetros del clásico televisor de 14 pulgadas, yo les daba la vara con las diferencias entre la versión arcade y doméstica de 'Tekken 2'. Sea como fuere, en 1998, con total ignorancia, vi pasar frente a mis ojos el letrero de Codemasters antes de iniciar un juego llamado 'Colin McRae'. Momento crucial, ya que ahí arrancaba la primera partida a uno de los grandes juegos de mi vida. Me obsesioné con 'Colin McRae', seguí la saga hasta puntos en los que sé que me tendría que haber bajado del carro, y siempre atendí, con mimo y expectación, cada paso de aquellos británicos llamados Codemasters, que ya tenían una década de bagaje a las espaldas de 'Colin'. Aquellos ingleses que habían hecho uno de mis juegos favoritos, y que con el paso de los años me seguirían dando alegrías. La última de ellas ha llegado hoy, sacando del oscuro pozo a Evolution Studios ('Driveclub').
En Zonared hemos hablado de 'Driveclub' muchísimo. Es una de las obsesiones que compartimos aquí unos cuantos, un juego que, entre la calidad que atesora, y que injustamente fue el patito feo de la clase durante meses, se ha convertido de manera autoconsciente en nuestra niña mimada. 'Driveclub' es un juego imprescindible. Punto, no hay discusión. El síndrome de patito feo con 'Driveclub' llega hasta el punto que, pese a ser uno de los referentes de velocidad hoy día, Evolution Studios, equipo creativo, amenazó con el cierre hace apenas un par de días. Estaba oficialmente cerrado hasta que Codemasters ha llegado con su mano angelical para salvarlos del oscuro abismo.
"El éxito de 'F1 2015' y de 'DiRT Rally' durante los últimos 12 meses ha reposicionado a la compañía para el crecimiento", declaró Frank Sagnier, director ejecutivo de Codemasters.
Pedro Herrero ya narró con buen tino el periplo de Evolution y 'Driveclub', pero sólo por situarnos le dedicaré un par de líneas: El lanzamiento de 'Driveclub' fue un desastre antológico a causa de los fallos de servidores. Durante semanas el juego fue injugable. Pese a todo, y gracias en buena medida a la escasez de catálogo exclusivo en la negra de Sony por aquel entonces, el título tuvo una buena acogida comercial, y Evolution Studios, tras el traspiés del lanzamiento, dio un trato postlanzamiento a la obra que ha sentado precedente. Nunca un juego ha evolucionado tantísimo de manera gratuita tras su salida. Sin embargo, el traspiés inicial fue una caída lo suficiente aparatosa para que un año después del estreno del juego, Sony decidiese dar carpetazo al estudio de desarrollo. En su haber, además de 'Driveclub', otra saga histórica de PlayStation: 'Motorstorm'.
Todo, a mi juicio, radicalmente injusto para Evolution Studios. Pesos mucho más pesados de la industria como Blizzard con su 'Diablo III', BioWare con su 'Star Wars The Old Republic', o 343 Industries con su 'Halo: Master Chief Collection', cayeron en el mismo hoyo de los servidores con el que se tropezó 'Driveclub', pero ninguno de estos equipos lo pagó tan caro como Evolution Studios.
Ahora, en la expansión de Codemasters, Evolution Studios encuentra una segunda oportunidad. Nada de 'Driveclub', porque la licencia es propiedad de Sony -y espero que continúen con ella-, pero la perspectiva de volver a ver un juego de este estudio alumbra de nuevo en el horizonte, como una suerte de justicia poética. Bien por Codemasters.