La Game Industry Promotion Act se toma muy en serio la seguridad —y legalidad— en los videojuegos competitivos. Tanto es así, que Corea del Sur está empezando a castigar duramente a los tramposos que optan por emplear trucos y otras malas prácticas con el fin de jugar con ventaja sobre los demás. Atención a las posibles sanciones: multas de hasta 18.000 dólares y penas de hasta dos años de prisión, casi nada. No sabemos qué condicionantes deben reunirse para que el país apueste por este tipo de castigos pero, lamentablemente, lo que sí sabemos es que las trampas están a la orden del día, especialmente en videojuegos competitivos como 'Overwatch', 'Counter Strike: Global Offensive' y 'League of Legends', entre otros.
Una de las prácticas más perseguidas es la del "boosting", que consiste en la cooperación fraudulenta entre dos o más jugadores para que uno de ellos pueda matar al resto fácilmente, propiciando así un ascenso de nivel poco meritorio, pero muy suculento para el interesado en cuestión.
Un problema que debemos atajar
Aunque el videojuego está repleto de espacios sanos y generalmente las competiciones pueden presumir de limpieza y legalidad, resulta evidente que no está exento de prácticas nocivas ante las que todos debemos aportar nuestro granito de arena para acabar con ellas. Desde los turbios asuntos relacionados con las apuestas hasta los tramposos que hacen de las suyas para desvirtuar la competición, como es el caso de 'PUGBG' y los 13 millones de jugadores que fueron expulsados por hacer uso de trucos.
Aunque es una gran noticia que el poder legislativo haya decidido intervenir —a falta de ver qué sucede en otros territorios—, las compañías de videojuegos son las primeras que deben destinar recursos a investigar, identificar y castigar a todos aquellos que no estén dispuestos a cumplir las reglas que hacen del videojuego un espacio fantástico para competir por ser el mejor... gracias a nuestras hablidades.