El 25 de Abril 2018 | 23:50
Las conocidas cajas de botín, o más conocidas por su definición en inglés, loot boxes, nos llevan acompañando desde hace algunos años de forma más que presencia en el sector del videojuego, pero no ha sido hasta estos últimos meses cuando su particular popularidad ha traspasado las barreras de los editores, desarrolladores y jugadores para llegar hasta otras instancias, como la de distintos gobiernos, que en este tiempo se han planteado el considerarlas como parte de un juego de azar, y por tanto, regirse por un reglamento totalmente distinto al que podemos encontrar habitualmente en el sector.
Bélgica fue uno de los primeros países en dar la voz de alarma sobre esta posibilidad, a la que posteriormente siguieron estados como el de Hawaii en Estados Unidos y los Países Bajos, que recientemente ya anunció la situación en la que encajarían los proyectos que hagan uso de ellas en su legislación.
Turno de Bélgica
Tras ser una de las primeras en abordar la situación, el gobierno de Bélgica finalmente ha tomado una decisión similar a la de los Países Bajos al asegurar que las cajas de botín o Loot Boxes tienen el mismo planteamiento que las apuestas y que, por tanto, deberán ser tratadas de igual forma atendiendo a la legislación nacional, que implica un mayor control sobre ellas y la posibilidad de sancionar a las editoras y desarrolladoras que no se adapten al reglamento.
A diferencia de los Países Bajos, donde se hacían distinciones entre las distintas opciones de las Loot Boxes, Bélgica se ha mostrado mucho más tajante y considera que todas ellas se engloban dentro del mismo planteamiento, sin entrar a valorar si el contenido obtenido en ellas podía posteriormente venderse en el título o por dinero real, algo en lo que sí diferencia el país vecino.
Ante esta situación, y nuevamente a diferencia de los Países Bajos, que han dado de plazo hasta el próximo 20 de junio para que adapten las propuestas a la legislación, Bélgica se ha mostrado más tajante, dejando ver que títulos no cumplen con la actual normativa, advirtiendo a las empresas responsables de su comercialización que las sanciones pueden variar desde los 800.000 euros hasta los cinco años de prisión, asegurando que, si se encuentran menores implicados en esta práctica, las sanciones y penas pueden duplicarse, por lo que insta a que tomen las medidas correspondientes para operar dentro de la legalidad a la mayor brevedad posible.
"Pagar las loot boxes no es una parte inocente de los videojuegos, que se presentan como juegos de habilidad. Los jugadores son tentados y engañados, y no se aplica ninguna de las medidas de protección que se aplican para los juegos de azar. Ahora que está claro que los niños y las personas vulnerables en particular están expuestos a ellos sin protección, los fabricantes de videojuegos, pero también organizaciones como la FIFA, por ejemplo, están llamados a poner fin a esta práctica", ha asegurado Peter Naessens, el director de la comisión sobre los juegos de azar belga.