El día 21 de noviembre 'Animal Crossing: Pocket Camp' llegaba a iOS y Android. En tan solo una semana la app ha logrado obtener una repercusión titánica, superando las 15 millones de descargas en todo el mundo entre Google Play y la App Store. Estas cifras, ofrecidas por las estimaciones de la aplicación Store Intelligence de Sensor Tower, consolidan a 'Pocket Camp' como la segunda app de mayor éxito de Nintendo en su lanzamiento, logrando así superar las 7 millones de descargas de 'Fire Emblem Heroes' pero quedando por detrás de las 32 millones de descargas de 'Super Mario Run'.
Si se comparan estas cifras con las obtenidas durante los seis primeros días de aplicaciones como 'Clash Royale' podemos ver que la app de Supercell tan solo supera en un 13 por ciento a 'Animal Crossing: Pocket Camp', con 17 millones de descargas. El fenómeno de masas 'Pokémon Go' tuvo en su primera semana cerca de 6,8 millones de descargas en iOS y Android.
Tom Nook no parece muy contento
Respecto a la monetización, las microtransacciones de 'Animal Crossing: Pocket Camp' parecen estar dando sus frutos en Japón, alzándolo como la décima app para iPhone que más rentabilidad aporta a sus desarrolladores. El día 25 de noviembre llegó a situarse entre las 5 apps más rentables. Sin embargo en el mercado occidental la cosa difiere bastante, ya que en Estados Unidos actualmente ocupa el puesto número 72 de apps más rentables para iPhone. En comparación, 'Fire Emblem Heroes' alcanzó en su segundo día el puesto número 8 de apps más rentables, ascendiendo a la sexta posición el 31 de agosto de 2017.
Entonces, ¿a qué se debe que la app no genere tantos ingresos pese a haberse convertido en la segunda app de mayor éxito de Nintendo? Este tema lo abordo en el análisis que escribí recientemente, donde hago hincapié en que las microtransacciones han sido diseñadas para estar a siempre a la sombra de las recompensas diarias que ofrece el juego y que tampoco aportan ventaja alguna con respecto al resto de jugadores, evitando así una tendencia impulsiva a gastar dinero en cosas invisibles.