Que el dinero mueve el mundo no es algo que os vaya a descubrir hoy. La sombra de la "pela" mueve cada acción que se produce en este codicioso mundo. La industria del videojuego, como cualquier mercado, se mueve por la riqueza y el beneficio de las compañías. A pesar de ello, siempre había existido un respeto interno en este asunto, se lanzaba un juego o una consola, a un precio ya estipulado, y de ese trámite mercantil tanto el usuario como la compañía quedaban satisfechos por el intercambio.
Desde hace unos años, sobre todo con la implantación del DLC, el mercado ha cambiado. Muchas compañías engordan sus cuentas mucho más con los contenidos extras que con el producto principal. El reinado de esta nueva moda lo tiene Activision, compañía que parece ser experta en sacar dinero ante cualquier oportunidad. El caso más reciente, y clamoroso, 'Destiny 2'.
Poco a poco
Esta empresa afincada en Santa Mónica lleva varios años afinando su estrategia. Desde la gran explosión de 'Call of Duty', Activison ha sabido sacarle partido a cada una de sus entregas, ya no solo por la ventas multimillonarias de la saga, o por los tres DLC´s que acompañan a cada título, sino también por su sistema de recompensas a través de cajas de suministros.
Con la premisa de que se pueden obtener a través de horas de juego, la compañía ha sabido introducir este sistema para que muchos pequen de impacientes y gasten algunas monedas en conseguir ese arma nueva, skins o un simple gesto de victoria. A esto hay que añadirle un nuevo movimiento, el famoso cuarto DLC de 'COD: Black Ops III'.
A la cuantía de 70 euros, más 30 del pase de temporada, Activision decidió introducir un cuarto contenido descargable, solo de modo zombies, el cual no estaba incluido en el pase de temporada, ya que en las condiciones de uso de éste, se dejaba claro que solo comprendía tres paquetes de contenidos, estando este cuarto fuera de dicho pase de temporada.
Activision había vuelto a dar un giro a sus ganancias, con un refrito de mapas de otros juegos, que nada mal les ha ido en cuanto ventas. Pero con 'Destiny 2' han vuelto a apretar la tuerca al jugador, para ver hasta dónde es capaz de llegar en cuanto a gastar su parné se refiere.
Pasa por caja
Que 'Destiny 2' se ha convertido en la primera tragaperra de la industria. Si la primera entrega ya dejada destellos de los planes de Activision, esta segunda parte ya recoge el refinamiento de años de experiencia en estos temas. La implantación de micropagos en el juego, los cuales se pueden separar con diferentes precios, hace que podamos comprar suministros, para adquirir nuevas armas, movimientos, skins...
Lo más sorprendente es que está opción es aleatoria, es decir, hacemos la compra y podemos abrir diferentes engramas que nos darán objetos al azar, por lo que podemos gastar dinero en algo importante, o simplemente en algo decorativo. Además, como en el caso de los módulos de pintura, a diferencia de la primera entrega, se gastan una vez usados, por lo que solo podremos utilizarlos una vez. Como decía, el ejemplo más claro de la tragaperra en videojuegos, metes monedas y puedes tener éxito o no ganar casi nada, y como en el caso de los juegos de azar, la mayoría de las veces no serás tú el triunfador.
En este caso siempre hay quien dirá "que lo compre quien quiera", pero la realidad es que cada vez más la industria está convirtiendo al usuario en ludópatas de contenido. Es una situación que se ha ido implantando poco a poco, casi sin hacer ruido, pero que con 'Destiny 2' ha llegado a su máxima expresión.
¿Problema o nueva situación del mercado? Sin duda un tema profundo que analizar, pero que hace que el bello arte del videojuego se mercantilice, haciendo que los jugadores nos sintamos cada vez más atónitos ante títulos diseñados para rascar el bolsillos del buen jugón.