Hayao Miyazaki es uno de los grandes talentos de la animación mundial, y eso es innegable, pero igual de innegables son sus habituales y polémicas declaraciones con punta venenosa sobre la situación actual de la industria, así como de otros aspectos de la sociedad japonesa. Los valores sociales y políticos del maestro le han llevado a forjar una personalidad que dista mucho de la que se suele ver en Japón, y no duda en ser sincero, o incluso severo, si así lo cree.
El día 13 de noviembre, el maestro protagonizó un especial dedicado a la venidera película de animación CG titulada 'Kemushi no Boro'. Este especial, emitido a través de NHK, fue titulado 'Owaranai Hito: Miyazaki Hayao' -'Hayao Miyazaki: el hombre que aún no ha abandonado'-. De 50 minutos de duración, el documental recoge un momento donde tanto él como Toshio Suzuki, ambos fundadores de Studio Ghibli junto con Isao Takahata, asisten a una presentación llevada a cabo por el equipo de animación CG del Laboratorio de inteligencia artificial Dwango.
Miyazaki pierde la fe en la humanidad
Allí se encuentran Kobuo Kawakami, presidente de Dwango, un ayudante de productor de Studio Ghibli y un consejero del estudio Khara. Ellos presentaron a los veteranos de Ghibli un proyecto de inteligencia artificial implementada en la animación CG que se veía representado por una criatura humanoide que se desplazaba de manera extraña a la vez que ignoraba conceptos como el dolor. Una especie de zombi que provocó en Miyazaki una reacción de rechazo.
"Bueno... Cada mañana, no recientemente, pero veo a mi amigo con discapacidad. Para él es realmente complicado hacer cosas como chocar los cinco, que su brazo con rigidez muscular alcance mi mano. Ahora, con él en mente, me es imposible ver este material y encontrarlo interesante. Quien haya creado esta cosa no tiene ni la más mínima idea de qué significa el dolor. Estoy completamente disgustado.
Si de verdad queréis hacer cosas desagradables, podéis seguir adelante con ello. Nunca querría incorporar esta tecnología a mi trabajo. Creo con firmeza que esto es un insulto a la vida misma."
Miyazaki nunca se ha retractado a la hora de mostrar su desagrado hacia las nuevas tecnologías y dispositivos como el iPad. De hecho, ya en 2008 admitió no contar con un ordenador. Eso sí, pese a su contundencia, su discrepancia no es radical, pues ha afirmado que no piensa que la animación tradicional, la artesanal, sea mejor que la animación CG, simplemente que la animación tradicional está muriendo porque los actuales animadores no cuentan con el talento necesario.
Cuando Suzuki preguntó al equipo de animación que presentaba esta IA implementada en la animación cuál era su meta con dicha tecnología, estos últimos respondieron que deseaban crear una máquina que fuese capaz de dibujar exactamente igual que un ser humano. Es entonces cuando se produce el silencio por parte de Miyazaki, quien en una escena posterior, mientras realiza un dibujo, asegura sentir que "nos estamos aproximando al fin de los tiempos" debido a que "los seres humanos estamos perdiendo la fe en nosotros mismos".