En tiempos de los 128 bits Sega inició en PS2 ‘Yakuza’, una de sus franquicias de mayor éxito en territorio japonés. Sin embargo, la saga ha sido tradicionalmente muy maltratada en occidente, con tremendos retrasos para el lanzamiento de cada entrega en nuestros sistemas, y agradeciendo en último término que terminase saliendo en nuestras máquinas. Este es el caso de ‘Yakuza 5’, que llega a PS3 con muchísimo desfase frente a su lanzamiento original, pero que no impide que se descubra como un juego completamente imprescindible dentro del catálogo de la tercera PlayStation. Lo que propone esta franquicia es un acercamiento al crimen organizado japonés con juego de acción en mundo abierto. Recoge el espíritu de franquicias previas como ‘Shenmue’, incluyendo en su fórmula mucho contenido en forma de minijuegos y tareas de la vida cotidiana, a la vez que se acerca más a la fórmula sandbox de acción que convencionalmente concebimos en la actualidad. Sin embargo, hay dos elementos clave en la saga ‘Yakuza’ como explicación para su impepinable éxito: el hilo argumental que viene conectando la franquicia no se desdibuja tras la posibilidad de movimiento libre en la urbe nipona, y la iconografía de la Yakuza posee una potencia a la hora de trasladar al medio comunicativa más que probada a través del cine de acción japonés con las películas de Takeshi Kitano, y encuentra en los juegos de Sega su expresión perfecta en videojuegos.