Mucho antes de la explosión indie, donde los videojuegos más sencillos comenzaron a poder hacerse un hueco en un panorama dominado por las grandes superproducciones y los portentos tecnológicos, Frozenbyte se mantuvo en sus 13. El estudio afincado en Finlandia que hoy en día es conocido por desarrollar la saga 'Trine', nos trajo en 2005 un juego llamado 'Shadow Grounds'. La premisa es la más simple del mundo. Hay una invasión alienígena, y nosotros controlamos a un soldado macarra que ha de hacerles frente metiéndoles plomo por cualquiera de sus orificios. Las mecánicas se nos presentan a modo de shooter con perspectiva cenital, y nos ponen a disparar y disparar sin dejarnos ningún respiro en todo momento. Uno de los mayores elogios que recibió el juego fue su cuidado sistema de mejora de armas, la variedad de las mismas, y un frenetismo que te mantiene enganchado hasta el mismísimo final.