La saga 'Wild Arms', desarrollada por Media. Vision -siempre de la mano de Sony-, nos ha acompañado a lo largo de múltiples años. Siempre con títulos de rol japonés tradicional, pero con una ambientación y estilo muy concretos. Hablamos de su aire de western, que mezclado con argumentos que también tienen algo de la época medieval e incluso de ciencia ficción, acaba representando una marca realmente propia. Hoy en día es prácticamente imposible no acordarnos de la primera entrega -excusiva de PSX-, tanto por su mítica melodía de opening (con esos silbidos vaqueros tan épicos) como por su gran jugabilidad e historia. Sin embargo, se trata de una franquicia que nos ha proporcionado grandes momentos también en otras consolas como PS2 o incluso PSP. En este último caso, con un spin off de la saga principal -'Wild Arms XF'- que supone la única desviación de la franquicia hacia el género de los RPG tácticos (con un excelente título por cierto).
Al igual que la saga 'Final Fantasy', cada nuevo 'Wild Arms' nos cuenta historias distintas, con personajes diferentes. Sin embargo, 'WA' tiene la particularidad de que todas esas historias ocurren en un mismo mundo: el de Filgaia. Mundos en los que existen leyendas acerca de unas armas prohibidas que, según se cuenta, solo pueden utilizar ciertas personas. Aunque el argumento siempre gira en torno a eso -y las múltiples creencias y temas morales del mundo de Filgaia-, acaba resultando bastante más amplio, con temas como demonios que amenazan el planeta, o conspiraciones medievales.
A nivel jugable también destacan por ofrecer algunos elementos que no son fáciles de encontrar en otras franquicias. Desde el uso de herramientas, que nos permiten interactuar mucho con los escenarios fuera de los combates, hasta algunos puzles -que han ido evolucionando a lo largo de la saga- que suelen ser más puñeteros e interesantes de lo habitual en el género.
Sus bandas sonoras, más allá del estilo western tan marcado, son excepcionales y además reconocibles. Y ni falta hace decir que en Japón son títulos muy populares. Y eso que son juegos desarrollados en Estados Unidos. Ambos -Japón y Estados Unidos-, los únicos territorios que han recibido todos los juegos de la saga hasta día de hoy. Como la segunda entrega numerada, o el remake del primero -en 3D- ('Alter Code F'), que siguen siendo inéditos en Europa.
Por otra parte, lo que hoy en día llamamos como "el lore de un juego", está muy marcado en la saga. No es ya una cuestión de las armas prohibidas, los demonios o el estilo western. Sino también los múltiples elementos reconocibles que aparecen una y otra vez en cada entrega, aún cuando en realidad transcurren en mundos paralelos. Desde civilizaciones extinguidas que eran en realidad mucho más sabias que la actual, hasta enemigos de leyenda al estilo de las 'ARMAS' en 'Final Fantasy'.
Resulta muy curioso que sea una de las sagas de rol tradicional más veneradas por los fans -sobre todo en Japón-, cuando en cambio es una de las que peores medias de puntuación tiene por parte de la prensa. No todas las entregas corren la misma suerte, pero es sin lugar a dudas una franquicia que hay que jugar y conocer. Fantástica, en todos los sentidos de la palabra.
2016