Cuando te enfrentas a la creación de una nueva franquicia después de haber dado vida a una que se ha convertido en el emblema de una plataforma las expectativas sobre la obra siempre suelen encontrarse a un nivel muy exigente. Este es el caso ocurrido con Bungie, que tras abandonar la franquicia 'Halo' y el abrazo que ofrecía el desarrollo para Xbox, se adentraron en esta nueva saga de ciencia ficción junto a Activision.
La primera versión de 'Destiny' llegaba al mercado tras varios años de desarrollo en los que se aseguraba que desde Bungie estaban creando una nueva franquicia para que durase años. En 2014 llegó como un título disponible sólo en consolas, estando unas semanas antes en el mercado disponible como una exclusiva de PlayStation.
El equipo casi al completo que había dado forma a la saga 'Halo', incluyendo su compositor, Martin O'Donnell, se aventuraban con este nuevo título en el que, a diferencia de sus obras anteriores, todo su desarrollo se centraba exclusivamente en las posibilidades online que ofrece la acción en primera persona, un género que ya parecían haber dominado gracias a las entregas protagonizadas por el jefe maestro.
El lanzamiento de esta primera entrega, según aclaraba la propia Activision a las pocas horas de su llegada, se había convertido en todo un éxito, llegando a obtener cifras astronómicas en cuanto a beneficios de una nueva franquicia, y más con el añadido de ser exclusivamente online. Este éxito permitió que el título contase con diversas expansiones y contenidos, pero no fue hasta el año 2016 cuando Bungie confirmó el desarrollo de una secuela directa, que sumaría a estudios propios de Activision al desarrollo , prevista para lanzarse en el tramo final del pasado 2017.
Finalmente esta secuela llegó al mercado, y aunque desde la compañía habían asegurado que todos los progresos obtenidos en la primera aventura se podrían trasladar a esta secuela, tan sólo algunos elementos pudieron ser adaptados, aunque para la ocasión se volvía a contar con un guión que nos situaba tan sólo unos años después de lo narrado en la última expansión del título original, 'Destiny: Rise Of Iron'.
Los guardianes, los personajes que controlamos en el título y que podemos personalizar según nuestro estilo de juego, han perdido todas sus habilidades, por lo que deben deambular por los distintos entornos para volver a recuperar esas habilidades perdidas y poder hacer frente a la legión roja, el principal villano al que en las dos entregas debemos hacer frente.
Para ello, desde el estudio plantearon un aspecto jugable basado en la acción en primera persona, pero en el que se incluían elementos de los juegos de rol más clásicos que se mantienen hasta la actualidad, cuando aún están pendiente de publicaciones diversas expansiones para esta secuela, que ampliaba las distintas clases a las que podíamos acceder o el armamento disponible para cada uno de los guardianes, enfatizando aún más la apuesta por el componente cooperativo de forma online y el PvP que tan bien funciona en los juegos de estos últimos años.