'Dragon Ball Z: Infinite World' tiene el honor de ser el último juego de la franquicia 'Dragon Ball' en llegar a PS2 -fue una época bastante buena a nivel de videojuegos. Sin embargo, y aunque tiene algunas premisas realmente interesantes, no solo no llegó al nivel alcanzado con la saga 'Tenkaichi', sino que resultó un paso atrás a nivel de modos de juego o opciones jugables. Sin embargo, si te consideras un auténtico fan, puede que encuentres en él algunos detalles realmente interesantes de cara a su adquisición: desde una plantilla enorme de personajes -y de todas las sagas de la serie, incluida GT-, hasta una intro que posiblemente sea una de las mejores que ha tenido un videojuego de la saga -con Hironubo Kageyama poniendo la música, como no. Ah, y ha aguantado bastante bien el paso de los años gracias al uso de la conocida técnica Cell Shading, que en aquella época estaba completamente de moda.