Hace unas semanas, a principios de julio, Netflix lanzó una nueva película de producción propia llamada 'Tau'. La sinopsis en sí no decía demasiado: nos hablaba de una película de ciencia ficción en la que una joven llamada Julia (Maika Monroe) debía huir de una casa totalmente automatizada, creada por un inventor cuyo nombre es Alex (Ed Skrein) que dispone de mucho más dinero que ética. Junto a todo esto, aparece Gary Oldman, que da vida a Tau, una especie de inteligencia artificial que está a las órdenes de Alex y controla todo lo que sucede en la casa.
La película cumple todo lo que promete en un primer momento en la sinopsis, puesto que el objetivo principal de Julia es escapar de esa casa. Lo que no cuenta la sinopsis, y sería interesante que lo hiciera, es que para huir lo que debe hacer es ganarse la confianza de Tau, un asistente virtual que supera con creces a Siri y al asistente de Google. Porque un film que parece que será solo una película de terror y ciencia ficción, acaba mostrándonos cómo podríamos acabar relacionándonos con las nuevas tecnologías si estas evolucionasen lo suficiente.
Hay muchos debates éticos tras una película que, por otra parte, es extremadamente sencilla. La trama en sí misma es predecible, pero ir viendo cómo se plantean poco a poco preguntas relacionadas con la inteligencia artificial, y con hasta qué punto un asistente como Tau puede gozar de personalidad propia, es lo suficientemente interesante como para darle una oportunidad. Tau está lejos de ser un robot como tal, o un asistente virtual que te indica qué tiempo hace en la calle; Tau almacena recuerdos, a Tau le gusta la música clásica y disfruta conociendo nuevos detalles sobre el mundo. Pero también conoce su posición: le debe sumisión a Alex.
No voy a adentrarme más en todos los debates éticos que se van planteando a lo largo de la película, puesto que si queréis verla seguramente queráis ir viendo cómo van apareciendo poco a poco. Porque hay donde ahondar, pese a ser una película violenta y que busca provocar terror.
Un escenario, buenos protagonistas y una historia llamativa
La película transcurre por completo en el interior de una casa, con lo cual veréis pocos cambios de escenario. Lejos de hacer que pierda algo de profundidad, esta sensación de claustrofobia nos acaba llevando de lleno dentro de la propia piel de Julia, la protagonista. Maika Monroe hace un gran trabajo dándole vida, transformando a Julia en una mujer fuerte, activa, luchadora y que no se rinde, ni deja de buscar una salida a sus problemas. Ed Skrein también dota a Alex de la personalidad suficiente como para convertirle en un villano sin capacidad de provocar en el espectador ningún tipo de empatía.
El director de la película es Federico D'Alessandro, que muestra ser capaz de mezclar ciencia ficción y algo de terror, consiguiendo así cautivar al espectador durante algo más de una hora. Personalmente os diré que comencé a ver la película más por darle una oportunidad que por sentirla como una película que realmente mereciera la pena, y acabó sorprendiéndome gratamente. Y si bien es cierto que no es un film que os vaya a cambiar la vida, es un buen entretenimiento para cualquier tarde libre.