AMOR POR LOS CLÁSICOS

Que el amor por los clásicos no obnubile tu opinión: el remake de 'It' es mejor que la original

Que el amor por los clásicos no te obnubile: el remake de 'It' es mejor que la original.

Por Maribel Baena 11 de Septiembre 2017 | 16:31

Antes de comenzar a leer: recuerda que estas ante un artículo de opinión. Es decir, que estás ante la opinión subjetiva de alguien. Puedes estar más o menos de acuerdo, puesto que así funcionan las opiniones, y no pasa absolutamente nada. ¡Disfrutemos de la diversidad de ideas!

El pasado viernes se estrenó en España el remake de 'It', una de las películas más esperadas este año. Porque estamos hablando de un remake de una película (una mini-serie, para ser fieles a la verdad) que marcó un antes y un después en la vida de muchas personas. 'It' fue una película muy importante en la infancia de muchos adultos de ahora, puesto que consiguió que sintieran auténtico pánico cada vez que veían un payaso de niños. No solo eso, sino que les hizo disfrutar en el cine, pasar miedo y,a la vez, querer repetir. Así que a la hora de valorar la nueva película tenemos que tener muy en cuenta que muchos se rigen desde el factor nostalgia. Para ellos, la original jamás podrá ser superada puesto que forma parte de su niñez; han llegado a idealizarla.

Para mí también fue una película especialmente importante, sobre todo por lo mucho que me gustaba el libro, pero, por edad, la vi tarde. Aún así, siempre fue una de mis películas favoritas. Por eso este viernes, antes de acudir al estreno de la nueva, quise volver a ver la antigua con una amiga. Hasta yo misma me sorprendí de lo antiguo que parecía todo, de los increíbles agujeros de guión en cuanto a la trama, y de lo exagerados que eran los actores en las escenas. Sobre todo los adultos, puesto que de los niños no tengo ninguna pega que poner.

Así pues cuando vi el remake me descubrí a mí misma pensando que esa me había gustado mucho más que la original. Nunca lo hubiera esperado, teniendo en cuenta lo mucho que me gustaba la primera. Como adaptación es prácticamente igual de fiel que la original, pero en cuanto a protagonistas y en cuanto a la elección de los momentos fuertes, y la trama en general... No hay color.

Cuando salí del cine, para mí estaba muy claro: el remake había cogido un trabajo bien hecho y lo había mejorado, cambiando detalles (que no comentaré por no hacer spoilers) y modificando la trama original del libro para acabar contando lo mismo de otra manera diferente. Pero cuando me dio por echar un vistazo a Twitter y no vi más que críticas de gente que señalaba que "jamás se podría superar a la original, porque era un clásico", no comprendí nada.

Influye el factor nostalgia

Hay que señalar que estas dos películas realmente ni siquiera deberían compararse, puesto que a nivel de efectos especiales se encuentran en épocas totalmente distintas. Por supuesto que la nueva es mucho más tétrica, más tenebrosa, con escenas que son casi una obra de arte; pero es que en la antigua ni siquiera podían plantearse hacerlo así. No solo esos efectos no existían, sino que, además, contaban con un presupuesto muy bajo.

Pero es que, teniendo esto en cuenta, es lógico que la nueva sea mejor. ¡Es comprensible! Han tenido más dinero para hacerla, contaban con la experiencia de conocer los fallos de la anterior, y han sabido aprovechar al máximo la figura de Pennywise (en este punto sí que no sabría qué opinar; no sé cuál de los dos Pennywise me gusta más personalmente). Pero el hecho de que esta película sea mejor que la anterior no quiere decir que la primera pase a ser mala automáticamente, ni mucho menos. La primera sigue teniendo todo el prestigio que ya ganó en su día.

Deberíamos eliminar el factor nostalgia cuando hablamos de estos temas, pese a que pueda resultar complicado. Porque nos impide disfrutar de nuevos estrenos, nos hace creer que cualquier cosa pasada fue mejor, y eso no es necesariamente así. Los clásicos tienen valor por haber sido pioneros, por haber trabajado con una tecnología mucho menos avanzada, y eso es algo que nadie podrá quitarles jamás. Pero tampoco deberíamos pecar nosotros de ciegos, y negarnos a ver que pueden ser mejorados; y, de hecho, ¡mejor así! Porque podremos disfrutar de un pedazo de nuestra niñez, pero con tintes modernos.