Penélope Cruz nunca se ha dejado mangonear por nadie, ni siquiera en los inicios de su carrera como actriz, ni siquiera si eso le costaba perder su primer papel en una película americana.
En una entrevista con motivo de su última película, 'El asesinato de Gianni Versace: American Crime Story', la actriz española ha rememorado la peor audición de su vida y su impresionante forma de manejar una situación muy desagradable.
Un modelo a seguir
Después de que le enviaran "un increíble guion" por el papel de protagonista en una gran película americana —que Cruz ha decidido no señalar—, Cruz aprendió inglés y voló a Los Angeles para la que iba a ser su última audición. Nada más llegar, presa del jet lag, la avisaron para que viniera a la oficina de los directivos, ya que iban a añadir "algo" a su contrato. Que, al final, si quería aparecer en la película, iba a tener que aceptar que habría escenas de desnudos suyas que no aparecían en el guion.
Cruz tenía 21 años en ese momento, y se puso furiosa. Revela en la entrevista: "Les dije: ¡¿y por qué no me avisasteis hace veinticuatro horas, antes de subir al avión?! Incluso si antes había rodado películas con escenas de desnudos... En esa ocasión, no quería pasar por ello. Sentía que, durante unos años, iba a decir que no a lo que quisiera si mi corazón decía que no." Al final, se negó a firmar el nuevo contrato, pero insistió en aparecer en la película con el guion que le habían mandado.
"El director dejó de hablarme y salió de la habitación. Estaba furioso. Llamé a los jefes del estudio. Yo no hablaba inglés, pero, en aquella reunión, hablé inglés. Y les dije: "si creéis que podéis tratar así a la gente, conmigo no va a funcionar. Mi familia me quiere, voy a volver a subirme a ese avión y no me importa si no salgo en tu película. ¿Pero sabes qué? Voy a hacer la prueba original," cuenta. Y añade, además, que la miraron como si estuviera loca.
Y así lo hizo Cruz. Hizo su audición y regresó al aeropuerto, sabiendo que no la habían cogido para la película. El director se negó a hablarle el resto del día. "Pero hoy puedo decir que, a mis 44 años, es uno de los momentos donde más orgullosa me he sentido de mí misma. En ese momento sentí que, el día en que muera, recordaré ese momento. Mucha gente me dijo que esa podía ser mi última oportunidad, porque todos se pondrían a hablar y dirían que yo era muy difícil de tratar. Contesté que vale, que no me importaba, que volvería a mi familia y a mi película española que tenía que rodar el lunes. Recuerdo que la sensación fue muy especial para mí, me hizo más fuerte. Y creo que de ese "no", muchos otros "sí" han llegado a mi vida."