PELÍCULAS SIN MUJERES

Películas sin mujeres: 'Mute', lo nuevo de Netflix

¡Bienvenidos de nuevo a la sección de 'Películas sin mujeres'! Comenzamos hace algo más de un mes con 'Jumanji', y por fin estamos de vuelta.

Por Maribel Baena 3 de Marzo 2018 | 10:37

¡Bienvenidos de nuevo a la sección de 'Películas sin mujeres'! Comenzamos hace algo más de un mes con 'Jumanji', y por fin estamos de vuelta. Esta vez con un estreno bastante reciente, de la semana pasada ni más ni menos: 'Mute', la nueva película de Netflix. Aviso: si no la habéis visto, puede que queráis dejar de leer, puesto que encontraréis detalles sobre la misma. No van a ser spoilers como tal, puesto que este análisis se puede hacer sin contar el final, pero sí habrá detalles bastante específicos. ¡Vamos a ello!

'Mute' es una película de estética cyberpunk que tiene como protagonista a un hombre llamado Leon (Alexander Skarsgärd) que no puede hablar; vive en una sociedad completamente tecnológica, donde su problema podría arreglarse con una cirugía sencilla, pero se niega a hacerlo. Y es que él proviene de una familia Amish, con unos valores muy marcados. Leon está con una chica, cuyo nombre es es Naadirah (Seyneb Saleh); ella, de un día para otro, desaparece sin dar más explicaciones. Lo único que Leon sabe es que no ha sido por decisión propia, y que Naadirah corre peligro.

Naadirah es la única "protagonista" femenina como tal, y aún así ni siquiera es protagonista. No es más que una excusa para que Leon acabe siendo un héroe, y acabe demostrando que es capaz de superar casi cualquier obstáculo. El resto de mujeres que aparecen en la película ni siquiera tienen nombre, y todas ellas se dedican a la prostitución. Que 'Mute' no pasa el Test de Bechdel no es ningún secreto, por supuesto, pero... ¿Qué pasaría si eliminásemos a las mujeres de la película?

'Mute' sin mujeres sería exactamente igual

Imaginad que en lugar de buscar a Naadirah, Leon busca un objeto valioso. La película, en sí misma, sería exactamente igual. Él se desesperaría porque ese objeto ha desaparecido, y comenzaría a indagar para ver dónde se encuentra; pasaría por exactamente las mismas fases, buscaría de la misma forma, y si bien es cierto que el valor sentimental sería algo menor (o eso quiero pensar), la trama en sí de la película no cambiaría.

Naadirah es, una vez más, una excusa para hacer que el protagonista masculino demuestre toda su valía. El personaje en sí mismo no aporta nada más, puesto que ni siquiera dice más de diez frases en toda la película. Antes de desaparecer se la muestra como un objeto de deseo sexual para los hombres, como una mujer atractiva y que debe hacer frente a lo que eso provoca en el sexo masculino. Se habla ligeramente de algunos problemas que arrastra del pasado, pero no se ahonda en su situación. No es una protagonista real, sino que es una cosificación, sin más.

El resto de mujeres que aparecen se dedican todas a la prostitución, excepto la madre de Naadirah y algunas niñas pequeñas que aparecen. ¿No es curioso que el noventa por ciento de las mujeres que aparecen en esta película sean trabajadoras sexuales, y vivan para complacer los deseos de los hombres? No tienen nombre, no tienen protagonismo, absolutamente todos los personajes principales son masculinos. La diferencia entre sexos es increíble en este filme, mucho más de lo que hubiéramos podido imaginar encontrar en el año 2018. Además, en este caso no vale la típica excusa de que eso se debe a que la película se sitúa en una sociedad machista, puesto que está ambientada en una supuesta sociedad futura, y no en una pasada; el director y el guionista bien podrían haber optado por representar una sociedad mucho más igualitaria, pero no quisieron hacerlo.

¿Una crítica social?

Habrá quien se escude en que lo que Duncan Jones pretendía hacer al mostrar esto es una crítica a la actual sociedad. Mas lo cierto es que se ha limitado a reproducir los roles de género que hay en el presente, sin ahondar, sin hacer una crítica real; lo único que ha hecho es reflejar lo que ya existe.

La película tiene sus puntos positivos, claro (una crítica abierta a la pedofilia, además de una estética inmejorable), pero eso no quita que sea abiertamente machista y que las mujeres que la "protagonizan" no tengan valor ninguno por sí mismas. Es el ejemplo perfecto de lo que esta sección quería mostrar desde un primer momento: que las mujeres continúan siendo secundarias en los medios sociales, que se les sigue dando un valor sexual y poco más. Que la ficción refleja unas estructuras patriarcales muy marcadas, y que deberíamos cambiar esto para que los jóvenes de ahora no acaben bebiendo de estos roles, como ya hicieron los jóvenes de antaño.