El 28 de Noviembre 2017 | 16:02
Spoilers de 'Verónica'.
Estimado Paco,
Voy tarde con 'Verónica', lo sé, pero mejor tarde que nunca; y en tu caso el boca a boca de la película tiende a alargar estos procesos. Sin embargo, llegó la hora, y, demonios, qué película tan bonita. Ante una cinta de terror así no sé si es habitual decir "bonita" en primer lugar, pero esta es la apuesta más artística de toda tu filmografía, y sin llegar a ser ni por un instante pedante o insidiosa. ¡Me encanta!
Pero, de hecho, no creo que necesites que te regalen los oídos a estas alturas, tras un éxito indiscutible. Cuando se le escribe a un desconocido es más para preguntar, y preguntas tengo muchas que resumo en una: ¿es real todo esto?
Hace no mucho escuché acerca de un caso clínico en el que un chico de 14 años terminaba con un intento de ahorcamiento en el baño de su casa. Este niño automáticamente entró ingresado en un hospital, y el equipo terapéutico decidió indagar cuidadosamente en su vida personal. Un adolescente de unos 14 años, con dos hermanas preadolescentes, y dos padres de clase obrera que trabajan de Sol a Sol. El niño, el mayor de los hijos, llevaba años desarrollando una tarea similar a la de Verónica: responsabilidades paternales para con el resto de sus hermanas. Sin embargo, prolongar esta situación había implicado que sus dóciles y tiernas hermanas entrasen en la dureza de la preadolescencia y la necesaria rebeldía. Si en estas edades cuesta trabajo tomar algún respeto a tus padres, tíos o abuelos, ¿quién demonios le va a hacer caso a pies juntillas a un hermano sólo un par de años mayor? Las hermanas no hacían sus tareas escolares, ni las tareas de la casa, ni obedecían en algún término a su hermano. Mientras tanto, cuando al caer la noche los padres de este chico contemplaban el desastre, efectivamente él también recibía los reproches. A fin de cuentas, era la figura de responsabilidad. Esta tensión desencadenó una situación que verdaderamente superaba a un chaval de sólo 14 años, que en último término encontró en la soga la única llamada de socorro posible. A diferencia de Verónica, él sobrevivió.
Cuando los terapeutas de este caso relataron esta historia me dejó fascinado en dos planos: el primero de ellos por lo crudo de una situación a la que muchos de los jóvenes actuales de cualquier país se ven abocados; por otro lado, por el enfoque e inteligencia para buscar el verdadero origen del problema. Evidentemente, tras ver 'Verónica' he pensado mucho en este caso, en la relación con el caso de Verónica y en el fondo de la película.
Aburrimiento y hastío de las historias de las posesiones. Sin embargo, 'Verónica' ha logrado cautivar. Entiendo que la razón se esconde en que, en la trama, el elemento paranormal juega como una suerte de metáfora de la psicosis. El discurso de trileros descoloca necesariamente al espectador, mostrando a 'Verónica' con un desdoblamiento en el que es la artífice de las conductas de agresión, a la vez que la protectora. Un pensamiento muy complejo, que poco tiene que ver sin embargo con los elementos paranormales. Así, la posesión en 'Verónica', siguiendo con esta lectura que planteo, es una suerte de discurso para servir como esqueleto explicativo de un trastorno mayor.
'Verónica' está obsesionada con los elementos paranormales, de hecho se aventura a hacer una ouija para charlar con su padre fallecido. Además, la chica es entera responsable de sus hermanos, y claramente se ve superada por la situación, igual que el joven del caso clínico expuesto. Esta responsabilidad se acentúa con las apariciones de la madre de Verónica en escena, capaz de manejar el tono pasivo-agresivo con la frialdad más absoluta. A su vez, el discurso de la Hermana Muerte esconde el otro gran ingrediente en el drama de Verónica, el desencadenante: la muerte de su padre. La monja explica que hay una presencia de la que no se ha podido despedir correctamente, que es una manera muy clara de hablar del duelo no concluido.
Así, cuatro ingredientes que poco tienen que ver con lo paranormal configuran el drama de Verónica: el duelo no superado; la responsabilidad familiar acentuada por una madre con un discurso agresivo, y el gusto por lo paranormal que sirve para dar contexto explicativo a la vivencia de la chica. Como último apunte, 15 años de edad, la adolescencia como marco más probable para desencadenar trastornos psicóticos. Comprendiendo esto es fácil despojar toda la narración de la metafísica, y comprender cómo, Verónica, superada por una situación sin salida, entiende que se ha convertido en una carga para sí y para los de su alrededor y la única vía posible es el suicidio. No había otra manera para terminar este relato.
Ahora bien, esta es una lectura materialista de lo que 'Verónica' presenta; una concreción de la vida de las personas que dan sentido al relato. Me he empeñado pensando en 'Verónica' durante estos días a fin de decidir si es capaz de despojar el sentido de la película de todo componente paranormal. Por ello, la pregunta con la que se cierra esta carta abierta es evidente: ¿Mi tesis sobre la metáfora es acertada? ¿Todo lo paranormal mostrado en la cinta es fruto de la alucinación de una adolescente psicótica o en el relato verdaderamente hay un espíritu tormentoso escondido en las vidas de esta familia de Vallecas?
Un atrevido te manda un saludo.