EL DIOS DE LOS MARTILLOS

Los Russo y la caída en desgracia de Thor (2/3): ¿Ragnarok, quién?

Los Russo sabrán lo que quiere ver el público, pero la coherencia y el conocimiento de sus personajes se les da bastante mal. Sólo hay que ver el salto de 'Ragnarok' a 'Infinity War' y 'Endgame'.

Por Sonia Sarria 4 de Mayo 2019 | 20:00

Seguimos con la segunda parte de esta serie de artículos sobre Thor y la conclusión de la saga del Infinito del MCU. Esta vez vamos a tocar la película de 'Thor: Ragnarok', un reboot que esconde muchísima evolución bajo sus capas de humor.

La primera vez que vi 'Ragnarok' no me gustó. No la entendía. Más tarde, viendo y leyendo análisis, me di cuenta de que Taika Waititi había llevado a cabo uno de mis recursos favoritos: una deconstrucción bestial de Thor. Todo lo que le ocurre al dios en esta cinta cumple con el propósito de demostrar que Thor es más que un machote corto de luces con un martillo guay... mientras que 'Infinity War' y 'Endgame' lo dan todo para deshacer esa evolución y reducirlo a un alivio cómico que lanza rayos.

De cero a héroe... a cero otra vez

En 'Ragnarok', Hela hace añicos el martillo de Thor, con lo cual su mundo entero se viene abajo. Siente que sin el arma que le hacía digno no es nadie, y menos cuando hay alguien muchísimo más poderoso. Más tarde le cortan el pelo —su característica melena, señal de identidad—, y pierde un ojo. Tres pérdidas simbólicas a partir de las cuales puede crecer y mejorar. Thor descubre que sin Mjölnir es más poderoso, puesto que sólo contenía y retenía buena parte de su fuerza (al fin y al cabo, ¿es dios del trueno o de los martillos?). Sin la melena, sigue siendo igual de reconocible, y su personalidad se ve realzada. Y sin el ojo, metáfora de su cuerpo en general, es capaz de luchar sin problemas. Descubrimos que Thor es un buen estratega, alguien que sí, es experto en pelear cuerpo a cuerpo y en utilizar armas, pero que no por ello carece de cerebro.

Y aprende a ser un buen monarca. Desde la primera película hasta 'Ragnarok', el viaje del héroe de Thor desemboca en ocupar el lugar de su padre. Empieza siendo impulsivo y caprichoso, y aunque quiere ser rey, no es digno del título. Pero mejora. Y llega al punto de destruir Asgard para salvar a su pueblo, y de ganarse su afecto.

Y entonces llegan 'Infinity War' y los Russo, y dicen que para qué todo esto.

Lo primero es devolverle el ojo, lo cual no cumple con ningún propósito narrativo ya que, de nuevo, Thor sabe pelear bien sin él, pero bueno. Mucho peor es lo de darle un arma porque... sí. Porque vamos a reprimir de nuevo nuestros poderes, que Thanos no debe de ser para tanto y no sé, un hacha nos redondearía el look. Da igual que perdamos horas y horas en ello con el único propósito de debilitarnos.

Pero ay, si sólo se hubiese quedado aquí. Porque 'Endgame' va incluso más allá. 'Endgame' directamente va y le devuelve las melenas a Thor. ¿Cómo íbamos a reconocerle entre tanta gente si no?

¿Y lo de ser rey de Asgard? Nah. Es mejor dejar tirada a toda tu gente en un rincón cualquiera y pasarte cinco años encerrado y siendo negligente. Que Valkyria se encargue de todo. No es como si ella tuviese sus propios problemas de adicción y estrés postraumático. ¡Lo único que importan son los sentimientos masculinos!

¿Se puede comprender menos a Thor? Me parece que no.

Y todavía hay más, y peor. Mucho peor. Pero eso es para el siguiente artículo, dónde seguiremos con más trastornos mentales invisibilizados y... tomados a broma.