A pesar de no llevar ni una semana en cines, 'Ralph Rome Internet' ya es considerada todo un gran éxito. Una película muy esperada, en especial desde aquel teaser protagonizado por Vanellope y las princesas Disney plagado de bromas y pullitas contra la propia compañía. A pesar de no durar más que unos pocos minutos, la autocrítica ha hecho que sea una de las escenas más icónicas no sólo de la película, sino de la historia de todo Disney.
Más que nada porque nos lo hemos tragado todo así, tal cual.
De evolución nada
Resulta gracioso cómo ahora a Disney le ha dado por ir de progresista —de feminista— con cuatro comentarios vacíos para que nos riamos y pensamos en lo genial que es todo y cómo ha evolucionado la compañía desde los años treinta. ¡Oh, mira, casi todas las princesas son huérfanas de madre! ¡Y todas deben ser salvadas por hombres grandes y fuertes! ¡Ay, sí, qué cambio, qué mejoría...! ¿Respecto a qué, exactamente?
¿Qué es lo que hace que el Disney de hoy en día sea tan progresista y feminista en comparación con los últimos años? Porque vale, sí, es cierto que ochenta años han implicado muchos cambios, pero las películas de princesas siempre han sido muy respetuosas con las mujeres (quitando la absurda sexualización de Yasmín en 'Aladdín'). La historia de Blancanieves o la de Cenicienta no dejan de ser las de víctimas de abuso doméstico y familias tiránicas, y todas giran alrededor de la chica y sus conflictos. Nadie más. ¿Que se enamoran de un príncipe al final? Pues sí, ¿y qué? ¿Acaso no es importante mostrar que las víctimas también son dignas de amor y de finales felices?
Ah, pero la culpa es del "amor a primera vista". Sí, prácticamente todos los romances de Disney pecan de eso. Menos 'Mulán', que desarrolla la idea del amor en una base de respeto y de confianza. Menos 'La Bella y la Bestia' (la de 1991, no la birria de 2017), que se centra en la amistad y la comprensión mutua de dos personas a las que nadie entiende. Pero no, vamos a quedarnos con 'Frozen', que es muchísimo más progresista porque tiene a Elsa criticando que Anna se haya enamorado de Hans. ¿Que luego se enamora con la misma rapidez de Kristoff? ¡Da igual! ¡La crítica está ahí! ¡Ignoremos el resto!
En defensa de Disney, me gustaría decir que es muy difícil representar un romance como trama secundaria en una hora y media escasa, y que explicar a niños pequeños el concepto de atracción sexual es todavía más complicado. Pero no lo diré, porque creo que puede hacerse, como bien demuestra 'El jorobado de Notre Dame'. En sólo dos canciones muestra dos formas distintas de ver a una misma mujer: idealizándola y demonizándola por su atractivo. A su vez, la relación entre Esmeralda y Febo no transmite la misma sensación de amor puro, mágico y eterno que, por ejemplo, la de Aurora y Felipe en 'La Bella Durmiente'. Es algo mucho más realista y humano, uno de los muchísimos tipos de amor romántico que existen.
Así que no, Disney no es más feminista hoy en día. Las princesas y las mujeres son distintas, pero no por ello son mejores ni peores, porque no existe ninguna evolución. En todo caso, existe una involución, porque ¡mirad los remakes de 'La Bella y la Bestia' y de 'Mulán'! El primero destroza por completo el personaje de Bella —y todos los demás, para qué mentir—, que pierde toda la naturalidad que tenía en la versión animada y pasa a ser una Mary Sue. El segundo es una pobre excusa para quitar todo el mérito a las acciones de Mulán como soldado y, francamente, un insulto.
Pero no es que podamos esperar otra cosa de la gente que despidió deprisa y corriendo a James Gunn por unos tweets de hace más de una década. La misma gente que mantuvo a John Lasseter hasta seis meses después de que se demostraran sus abusos a mujeres, y que mantiene a Johnny Depp después de... en fin. Después de todo. ¿O ya nos hemos olvidado de eso?
Es patético con qué facilidad nos dejamos distraer.