A raíz del nacimiento de servicios como Netflix, HBO o Amazon Prime, la posición que hasta ahora el cine y la televisión ocupaban en nuestra sociedad ha ido cambiando. Y es que si hasta ese momento eran la única forma de consumir programas o películas (ya fueran de estreno o no), en la actualidad son solo una opción más. Han perdido su exclusividad, con todo lo que eso implica.
No es de buen gusto ver cómo nacen nuevos medios capaces no solo de hacerte la competencia, sino también de llegar a sustituirte dado el caso. Eso es precisamente lo que está pasando con el cine, y lo que está llevando a muchos críticos a posicionarse. Netflix cada vez se atreve más con los estrenos de películas en exclusiva demostrando, además, que estos pueden llegar a ser incluso tan rentables como los estrenos tradicionales que tenían lugar en el cine. En este punto, surgió la duda, la eterna pregunta: ¿se pueden considerar 'estrenos' como tal, o deberíamos cambiar la denominación? ¿Deberían considerarse estrenos únicamente los que se lleven al cine? ¿Son las películas que se estrenan en Netflix de peor calidad que las que se llevan al cine?
Las opiniones al respecto son muy variopintas. Hay quien cree que un estreno en casa no se puede comparar con un estreno en el cine; que estos segundos siempre serán mejores, y que las películas "de verdad" deben vivirse en las salas, acompañados de otros fans. Mas hay quien ve en los estrenos de Netflix la oportunidad perfecta de decidir cómo y en qué momento se disfruta de una película en particular. Puedes decidir si quieres verla en el tren, en casa, en el gimnasio o incluso en medio de la calle. Y, sobre todo, no tienes que atenerte a unas horas, no tienes que compartir ese momento con nadie si no quieres (o puedes compartirlo solo con quien elijas). Las posibilidades son totalmente distintas.
Realidades que pueden (y deben) convivir
No obstante, este debate es, en sí mismo, absurdo, y parte de la concepción errónea de que los estrenos de Netflix acabarán por hacer que los estrenos tradicionales desaparezcan. Al igual que el ebook aún no ha conseguido sustituir a los libros tradicionales (y probablemente nunca consiga hacerlo), Netflix y el cine podrán convivir a largo plazo. Porque poco tiene que ver una cosa con la otra, y porque siempre habrá momentos en los que los espectadores prefieran el cine antes que el ordenador o la televisión.
El hecho de que un estreno se haga a través de Netflix en lugar de en las salas del cine no implica, ni mucho menos, que la película sea peor. Buena prueba de ello es la reciente 'The Ritual', que bien podría considerarse una de las mejores películas de terror de los últimos años, y se estrenó en Netfix. Si se hubiera estrenado en el cine, probablemente sí que hubiera tenido una mayor repercusión a corto plazo... Pero probablemente no a largo plazo. Y es que en la plataforma estará disponible hasta que decidan quitarla, que podría no suceder nunca; en cartelera hubiera durado un mes, a lo sumo.
Lo bueno de los avances tecnológicos es que no implican que necesariamente haya que eliminar lo anterior, sino que cada vez habrá más y más opciones. Y es justo esto lo que, como espectadores, deberíamos pedir. Poder disfrutar del cine tal y como hemos hecho hasta ahora y, además, tener la oportunidad de ver estrenos en Netflix de cuando en cuando. Podemos ir al cine un viernes y ver una película en Netflix un domingo, reservando el sábado para ver otra en HBO o en Amazon Prime, ¿no? En la variedad está el gusto.