Atención: este artículo puede contener spoilers. Continuad con precaución.
Este sábado, aprovechando una tarde libre, corrí al cine a ver 'Un lugar tranquilo', de John Krasinski. El argumento era sencillo, pero el film en sí prometía mucho: cuatro miembros de una familia que deben vivir en el más absoluto silencio para, de esta forma, esquivar a unas criaturas que estaban provocando el fin de la humanidad. Cualquier sonido, incluso una palabra más alta que la otra, podría acabar provocando que acudieran raudas y veloces. Y contra ellas había poco que hacer en el combate físico, puesto que disponían de una especie de caparazón que las protegía prácticamente de todo.
Como veis, un argumento sencillo, que recuerda bastante a cualquier película de terror tradicional, aunque con diferencias lo suficientemente interesantes como para que apetezca ir al cine a verla. Mas en el momento en el que la sala se queda a oscuras y comienza la película, se puede palpar una desigualdad increíble con el resto de las películas de terror: el trabajo que hay en cuanto al sonido de esta. Y es que es gracias precisamente a este detalle que todo cambia.
Si volvemos a la sinopsis, veremos que el sonido es un rasgo muy importante en esta obra. Básicamente, el sonido es lo que separa a los protagonistas de la vida y la muerte; del silencio depende que las criaturas les ignoren y ellos sean capaces de continuar sobreviviendo. Eso requiere un gran esfuerzo por su parte. Imaginad que no podéis hacer ningún tipo de sonido más allá de los susurros, porque eso implicaría vuestro fin inmediato. ¿Podríais sobrevivir, o difícilmente lo haríais? Para tratar de crear esta atmósfera de tensión era imprescindible que supieran hacer un tratamiento en condiciones del sonido, de la banda sonora en general; por suerte, han sabido hacerlo.
El sonido, o la ausencia de este
Durante toda la película, y teniendo en cuenta solo la banda sonora que hay, es súper sencillo comprender la importancia del sonido. O de la ausencia de sonido. Porque precisamente sobre esto gira la historia en sí misma. En ocasiones, el silencio de la película es aplastante y te hace sentir a ti mismo como protagonista. No se oyen más que algunos susurros, y el canto de los pájaros, así como el correr del agua en el río.
Hay momentos en los que sí que suenan algunos golpes, algunos sonidos capaces de sobresaltar a cualquiera. Mas lo sorprendente de esto es que cualquiera de estos sonidos en cualquier otra película pasarían completamente desapercibidos; Krasinski logra crear una atmósfera completa en 'Un lugar tranquilo' en la que los sonidos tienen su propio significado, en la que cualquier ruido implica peligro. Consigue transportarnos a los espectadores a un mundo en el que los sonidos implican peligro, riesgo, problemas. Cambia nuestras percepciones auditivas, transformándolas en algo completamente diferente.
No se le da la importancia que debería al sonido en el cine, y es en las películas en las que este falta que realmente se comprende hasta qué punto es fundamental. Es su ausencia lo que nos hace percatarnos de su importancia. Esto ha sucedido con otras tantas películas, mas ha sido con 'Un lugar tranquilo' con la que más he podido reflexionar, quizás porque el sonido también era sujeto activo de la película. Una de las protagonistas, por ejemplo, es sorda; la forma que tiene el director de transmitírnoslo es precisamente mediante la banda sonora. Cada vez que ella es enfocada, que toma protagonismo de la cámara, el sonido cambia por completo. Y pese a que nosotros lo percibimos, cuesta terminar de comprender por qué pasa esto.
Este juego con el sonido es lo que ha hecho de 'Un lugar tranquilo' una auténtica obra de arte, algo que va más allá del propio cine de terror. Una película para recomendar a absolutamente todos los públicos.