El 3 de Noviembre 2016 | 21:50
No me gustan los cómics. Sus viñetas me agobian con tanta información, no les pillo la gracia y rara vez su historia consigue engancharme. Hablo, por supuesto, de cómics de superhéroes. Al margen de pretender que esto sea un confesionario, me gustaría empezar dejando claro esto para poder desarrollar el tema.
No soy, pues, una entendida en el universo Marvel. Sé quiénes son los personajes y manejo tres o cuatro conceptos abstractos de cómo funcionan sus hilos argumentales. Pero no se debe este conocimiento a haberme pasado las tardes leyendo cómics. Los valoro, por supuesto. Es un género literario que ha conseguido no sólo su propio nicho de mercado, sino toda una cultura "geek" (y no tan "geek"), que mueve pasiones además de dinero. Un producto ha de contar con una mínima calidad para poder dar beneficios. (- Carraspeo – Salvo si es '50 Sombras de Grey', cuyo fenómeno jamás entenderé).
Supongo, por tanto, que no soy el porcentaje de público adecuado para poder valorar si una película de DC o Marvel es buena. No cuento con el bagaje preciso para hacer juicios y críticas a 'Doctor Strange', porque ni siquiera conocía a Steven Strange antes de entrar en la sala de cine abrazada a mi entrada. Luego, por supuesto, quedé encantada.
La pregunta que resta es: ¿por qué? ¿Cómo yo, que no conocía absolutamente nada de Strange, he podido captar y entender su trasfondo y pasármelo, incluso, bien?
Para realizar este artículo, me voy a basar en dos experiencias: una positiva, con la reciente y mencionada 'Doctor Strange'; y una negativa, con 'Los Vengadores 2'.
Ya lo siento, pero no: las películas de superhéroes no son perfectas. De hecho, en muchas ocasiones, soy bastante reticente a gastar mi dinero (y mi tiempo, el cual valoro más) en una película que sé cómo va a acabar. No. Por mucho que nos duela, las películas de superhéroes son todas iguales y, de hecho, 'Capitán América: Civil War' no la he visto porque se estrenó en un momento en el que estaba bastante "harta" de superhéroes. Lo mismo me sucedió con 'Deadpool', cuyo culo había aborrecido de verlo en tantos carteles.
Sin embargo, hay algo que las películas de superhéroes consiguen dentro de esa imperfección: que te lo pases bien. Simplemente, dejas la mente en blanco y permites que Tony Stark te haga reír o que Capitán América y Thor se encarguen de repartir leña mientras tú sólo tienes que preocuparte de cenar a la salida de la sesión.
Eso no está mal. El objetivo del cine, tal y como lo entiende una humilde servidora, sirve para abstraernos. Para sacar a relucir todas esas emociones que la rutina nos oprime y no deja que aflore. En 'Un Monstruo viene a Verme' lloré, y ni siquiera estaba triste.
Hay, sin embargo, una cosa que no le perdoné a 'Los Vengadores 2': la película me estresó. Sí. Como lo leen. Me agobió profundamente. Como he dicho, no soy lectora de los cómics y estar atenta a tantos detalles y guiños, me cuesta trabajo. Hay muchos aspectos que soy incapaz de captar a causa de esa falta de "base" en mi arsenal comiquero. El resultado fue que la película, cuyo guion tenía que prestar atención a tantos personajes con sus pequeñas sub-tramas, hizo que me mareara incluso al recibir toda esa cantidad de información. Sinceramente, no me estaba enterando de nada. Había una gran trama principal que necesitaba entender, pero constantemente me estaba distrayendo construyendo en mi cabeza lo que estaba sucediendo con cada personaje en pantalla.
Al final, el resultado fue agridulce: me lo pasé bien en los momentos donde entendía qué relevancia tenía lo que veía, pero acabé con la sensación de haberme perdido muchos detalles importantes.
Esta experiencia es, en parte, la que ha motivado que no me llame la atención una película como 'Escuadrón Suicida', donde también participan muchos personajes con sus propias vivencias.
El Doctor
Entonces, llegamos al otro ejemplo. 'Doctor Strange'. Como he señalado, no conocía nada de esta película. De hecho, lo que más me llamaba la atención es que, al menos, sabía quién era su protagonista: Benedict Cumberbatch. Y ni siquiera esto me convencía, porque esperaba encontrarme a un Sherlock Holmes haciendo cosplay de superhéroe. Gracias a Superman, no ha sucedido tal horror.
Cuando salí de la sala, después de haber visto las dos escenas después de los créditos, que de cómics no entiendo pero a mí Marvel no me la juega, la impresión de estar satisfecha con la película no fue para nada negativa. Sabía quién era Steven Strange, cuál era su carácter, su trasfondo, la evolución que había tenido su personaje y por qué actuaba de la forma en que lo hizo. Me hizo sentir menos perdida y solitaria, incluso exclamando en alguna que otra escena que relacioné con el poco conocimiento que tengo del universo de Marvel.
Digamos que 'Doctor Strange' es una película hecha para aquellos que nos gusta el cine en su forma más clara: como un medio de entretenimiento. La película, es evidente, no ha cambiado mi vida, pero sí consiguió que disfrutara y que no sintiera que me falta un Máster en cómics para entender a Strange.
Eso me llevó a concluir que una película de superhéroes debe su éxito a realizar una buena presentación de la historia y de sus personajes. Marvel sabe que la mayoría de los que vamos a ver sus producciones no nos hemos leído los cómics, y debe actuar en consecuencia. Con 'Doctor Strange' lo ha conseguido, y por eso hay tantos fans descontentos con otras de sus películas.
Por otro lado, hay otro aspecto que deduje: es innegable que las películas de superhéroes tienen unas pautas claras y un guion prefabricado que cualquiera puede adivinar. En este sentido, me dije que lo positivo de las películas de Marvel es que consiguen enganchar al público presentando la historia (de nuevo) apoyándose en dos grandes pilares: el humor, en primer lugar. A todos nos gustan las películas que nos arranquen una carcajada (aquí me remito a lo que he expuesto antes: el cine aflora las emociones que la monotonía del día a día nos restringe), y reír es una sensación positiva a nivel biológico para el cuerpo.
Otro factor que ayuda a que las películas de Marvel me atraigan es que sus personajes me resultan carismáticos. Steven Strange es un tipo egocéntrico y arrogante, ahogado en dinero cuya vida da un vuelco. Un hombre que tiene un sentido del humor que muchos nos gustaría permitirnos y con una personalidad arrolladora. Sin embargo, dentro de toda esa fachada, se esconde la pizca de humanidad banal que vemos en nosotros mismos o en cualquiera de nuestros conocidos, y que consigue que empatices con el personaje.
Por eso, y desde mi punto de vista como "no lectora" de Marvel, me parece que las películas de superhéroes hay que valorarlas como lo que son: un producto de entretenimiento que, en rara ocasión, puede contener un mensaje más profundo. Una película que sirve para despegarte de la realidad durante el tiempo que dure su metraje, y que eches de menos tus sueños de poder volar. Si consiguen eso, es que ha merecido la pena.
Personalmente, no le pido mucho más a los superhéroes. Ya que no conozco su universo, me parecería arrogante exigirles mucho más que hacerme pasar un buen rato.