El 17 de Mayo 2018 | 10:59
Últimamente, desde Disney se han puesto las pilas con los remake en carne y hueso de muchas de sus películas más famosas. Todo comenzó con 'La Bella y la Bestia' (que, personalmente, considero una adaptación de sobresaliente), para continuar con el anuncio del live-action de 'Mulán'. Poco después llegó el anuncio de 'El Rey León' y, ahora, también 'El Jorobado de Notre Dame'. Y la pregunta es totalmente obligatoria llegados a este punto: ¿de verdad necesitamos todos estos remakes?
Siendo completamente sincera, mi respuesta es un sí rotundo. Pero tengo mis motivos, y es precisamente por eso que me he decidido a escribir sobre ello. Porque comprendo al que vea innecesario el hacer un remake en live-action de películas que, tal y como fueron creadas, ya están bien. Es decir, estamos hablando de muchos de los clásicos de Disney, considerados incluso de culto por los fans del cine de animación. ¿Necesitan ser hechos de nuevo de verdad?
Incluso puedo llegar a comprender el que vea todo esto como un movimiento por parte de Disney para sacar provecho económico yendo sobre seguro porque, seamos realistas, lo es. La productora sabe a la perfección que con estas películas mucha gente no dudará a la hora de ir al cine, porque forman parte de su infancia, y el factor nostalgia siempre influye en estos aspectos. Mas, aún así, y pese a todo, yo sí que veo necesario que estos remakes cobren vida. Sobre todo pensando en las nuevas generaciones aunque, también, en las que ya vivieron Disney en sus inicios.
Sí, ¡queremos remakes en live-action!
Como he dicho, ¡tengo mis motivos para querer estos remakes! Comenzando por los más egoístas: son una oportunidad estupenda para rememorar todo lo que me hicieron sentir las películas originales durante mi infancia. He de suponer que a muchos fans de Disney les pasará exactamente lo mismo, y por eso las salas de cine estuvieron llenas con 'La Bella y la Bestia', por ejemplo. Aunque el hecho de que sean live-action, bajo mi punto de vista, hace que ganen incluso más puntos; ver cómo toda la magia, la fantasía y la ilusión de Disney pasa a ser de carne y hueso es algo increíble. El trabajo que hay detrás de estas películas, la dedicación y el esfuerzo es algo que debe tenerse en cuenta en todo momento.
Estos remakes son la opción ideal para que los más jóvenes vean Disney como algo mucho más cercano, así como sus clásicos; dejarán de ser películas que devoraron sus padres cuando eran jóvenes, y comenzarán a formar también parte de ellos mismos, de su tiempo y de su generación. Es como un renacer de todos esos cuentos con los que crecimos nosotros, pero también aptos para aquellos que tienen ahora ocho o nueve años (o menos, o más, ¡depende de la persona!). Ya es hora de aceptar que, por mucha nostalgia que a nosotros nos despierten los clásicos de Disney, el cine de animación de ahora poco tiene que ver con el de hace décadas. Ahora los colores son más vivos, las imágenes son más claras y las posibilidades aumentan.
Habrá quien crea que estos remake no merecen la pena, y es una opinión totalmente respetable. Mas, a nivel personal, me es imposible no defenderlos a capa y espada, puesto que creo que pueden aportar muchas más cosas positivas que negativas.