El 1 de Marzo 2018 | 13:00
Lleva mucho tiempo corriendo el rumor de que en la segunda parte de 'Frozen', Elsa podría tener novia. De ser así, sería la primera princesa Disney que confirma públicamente su homosexualidad (o bisexualidad, no lo sabemos); la primera que lo confirma, ojo, no la primera que lo sea. Eso es algo que no podemos asegurar. Y pese a las críticas y a los comentarios negativos que está recibiendo esta posibilidad, he de decir que lo consideraría una de las mejores noticias de este año. Tengo mis motivos, y paso a exponerlos.
La representación en el cine, en la televisión y en la literatura siempre me ha parecido algo extremadamente necesario. En nuestro proceso de crecimiento personal, cogemos modelos a seguir; por regla general, buscamos modelos que se asemejen a lo que somos, pero con características mejoradas. De esta forma, nos impulsan a crecer, a mejorar, a ir evolucionando. Mas siempre necesitamos tener algunas características en común con estos modelos porque, de lo contrario, no lograremos sentirlos como algo nuestro, sino como algo externo.
Estos modelos los cogemos tanto de nuestro entorno más cercano como del más alejado. Es decir, nos inspiramos en nuestros padres, nuestros amigos, nuestros profesores, pero también en los actores de nuestras películas preferidas y en los protagonistas de los libros que leemos. Por eso es absurdo señalar el cine, la televisión o la literatura como un mero entretenimiento, puesto que el impacto que tiene en nosotros es algo constatable. Es por todo esto que es importante que haya modelos en estos medios capaces de representar la variedad que hay posteriormente en nuestra sociedad; todos los niños deben crecer pudiendo verse reflejados en sus personajes preferidos.
Mas esta variedad ha sido, a día de hoy, inexistente. Estamos comenzando a ver poco a poco más personajes negros, más mujeres fuertes, más chicas que no cumplen con los roles de género... Pero nos falta ver personas cuya identidad sexual vaya más allá de la heteronormatividad. Porque, aunque pueda sorprender a algunos, al igual que hay niños que cinco años ya saben perfectamente que le gusta una niña de su clase, los hay que saben que les gusta un niño. ¡Y no pasa absolutamente nada!
No, la homosexualidad no es contagiosa, amigos
"Pero es que si ponemos a personajes homosexuales, ¡los niños creerán que tienen que ser homosexuales para parecerse a ellos!". Qué va. Buena prueba de ello es que, a día de hoy, todos los protagonistas de Disney han sido heterosexuales, pero una gran cantidad de los niños que han crecido con estas películas son bisexuales u homosexuales. La identidad sexual no es una enfermedad, no se contagia, no os preocupéis.
"No es necesario que ahora todos los personajes sean homosexuales, ¡sois unos exagerados!". ¡Claro que no, no queremos que todos los personajes sean homosexuales! Solo pedimos que haya alguno. Que esta parte de la sociedad, el colectivo LGTB, también se sienta representado en las películas que consumen diariamente.
"Todo gira ahora en torno a los homosexuales". Estadísticamente hablando, la cantidad de películas, series y libros en los que aparece un personaje homosexual es mucho menor que la de personajes heterosexuales. Y en el caso de la bisexualidad ya ni hablemos. No os preocupéis, de verdad: el hecho de que haya un personaje homosexual no hará que desaparezcan los miles (millones) de personajes heterosexuales. Un dato más: aquellas películas en las que aparecen personajes homosexuales suelen considerarse de temática LGTB al completo; es decir, toda la trama suele girar en torno a esta identidad sexual. No obstante, cuando hay personajes heterosexuales, no se habla todo el rato de esta sexualidad. ¿Por qué? Es fácil, aún se cree que para que haya un personaje homosexual debe haber una especie de pretexto, debe ser pedido por el guión, mas la heteronormatividad sigue reinando en el resto de escenarios.
Que Elsa fuera lesbiana, o bisexual, sería una estupenda noticia para todas aquellas niñas que quieren ser novias de su mejor amiga, pero no entienden qué es lo que está pasando porque siempre les han dicho que tienen que tener novios. A todos nos parece normal cuando una niña de cinco años llega a casa hablando de su novio de clase, pero bien hay quien corre a señalar que es una abominación que una película les muestre que también puede tener novias.