El tira y afloja entre Disney y Comcast para comprar Fox sigue más activo que nunca. Las dos compañías siguen tirando de chequera para llevarse uno de los paquetes audiovisuales que las colocarían en los primeros puestos dentro de panorama del entretenimiento en todo el mundo. Disney ha respondido ahora al órdago de Comcast y ha superado los 65.000 millones de dólares que ofreció el conglomerado hace escasos días a Fox y que casi pone en riesgo la transacción.
Disney responde a lo bestia
La venta de 21st Century Fox está en un punto muy caliente desde que se anunció que su matriz, Fox, quería deshacerse de ella para mejorar sus situación económica. Disney no dudó en ofrecer su imponente cuenta corriente para adquirir los activos que estaban a la venta, pero no fueron los únicos, ya que Comcast, aunque inicialmente iba con reticencias, también quería jugar el partido por llevarse la productora a su terreno. Esto desembocó en un acuerdo final entre Disney y Fox que se ha ido torciendo estas últimas semanas por la presión de Comcast con nuevas y superiores ofertas.
Imagen: La República
Según informa Variety, Disney se ha puesto seria y ha subido su oferta por Fox hasta los 71.300 millones de dólares en metálico y acciones. Esta cifra supera con creces aquella por la que se cerró el primer acuerdo entre ambas compañías, que fue de unos 52.400 millones de dólares. La intervención de Comcast ha obligado a Disney ha superar sus 65.000 millones que ofrecieron recientemente. Además, el precio a pagar por Disney incluye sufragar parte de la deuda que tiene contraída Fox, por lo que la cifra podría alcanzar perfectamente los 80.000 millones de dólares si se cierra definitivamente el acuerdo.
El grupo de Rupert Murdoch y el de Bob Iger se han reunido ya para hablar de acuerdo y todo parece indicar que el matrimonio Disney-Fox seguirá adelante. Ahora todavía tendrían que esperar a que el Departamento Anti-monopolio de Estados Unidos dé su visto bueno a la adquisición completa de 21st Century Fox, ya que el propio Iger asegura que no están abiertos a una división de activos.