Si hay una película con la que Disney ha sabido demostrar que el panorama completo de animación puede cambiar, esa ha sido 'Vaiana' (o 'Moana', en su título original). 'Vaiana' se estrenó en el año 2016, bajo la dirección de John Musker y de Ron Clements, y siguiendo el guion de Osnat Shurer. Si aún no la habéis visto, debéis correr a verla, puesto que es una de las obras de arte más recientes de Disney, y un claro ejemplo de lo que el feminismo debe significar para las niñas en su etapa de crecimiento.
Vaiana es una joven de solo dieciséis años que carga sobre sus hombros la responsabilidad de ser la sucesora de un jefe isleño; cuando su padre abandone el puesto, será ella la que deba hacerse cargo de cuidar a su pueblo. Un pueblo que se mantiene siempre alejado del agua por temor a lo que está pueda ocultar, y que realmente está convencido de que siempre fue así. Un buen día, Vaiana descubre que nada más lejos de la realidad; tanto ella como el resto de su pueblo tienen ancestros navegantes.
Mientras va descubriendo esto, su abuela, Tala, le indica que ella es la elegida para recuperar el corazón de la diosa Tefiti y así salvar el mundo; debe encontrar al semidiós Maui para, de esta forma, obligarle a devolver el corazón. Aunque no todo será tan sencillo, puesto que tendrán que hacer frente a todos esos monstruos que se encuentran deseosos de hacerse con el corazón de Tefiti.
La historia, como veis, se corresponde con lo que Disney suele ofrecer: una heroína que debe salvar al mundo. Pero esta película contiene una gran cantidad de pequeños detalles que nos hacen ver en Vaiana una heroína poco común; una heroína que no solo rompe con todos los roles de género impuestos, sino que también se sabe capaz de gobernar, de ser jefa de una tribu, y de conseguir todo aquello que se proponga por sí misma. Una chica que descubre que ningún semidiós tiene por qué hacer nada por ella.
El empoderamiento femenino, paso a paso
Vaiana es un personaje fuerte desde el primer momento, capaz de desafiar a la autoridad (a su propio padre) con tal de seguir sus instintos. No tiene miedo, y aunque sí que siente una responsabilidad hacia su familia, eso no le impide confiar en sí misma y en sus instintos. Estamos viendo algo que Hércules ya hizo en su momento, en 1997, con la diferencia fundamental de que Vaiana es una chica. Es la protagonista absoluta, y no depende de nadie para cumplir su objetivo.
En un primer momento, su abuela le indica que debe encontrar a Maui y hacer que sea este el que devuelva el corazón. Pero Vaiana tarda poco en comprender que por mucho que ella insista, si Maui no quiere devolverlo no lo hará. Duda, y cree que lo mejor será darse por vencida; no confía en sí misma. Mas no necesita nada más que un pequeño recordatorio de su valía y su fuerza para echarse de nuevo al mar y plantar cara a todos los monstruos que se crucen en su camino. Hay pocas princesas de Disney que, hasta ahora, hayan sido capaces de hacer esto, pero Vaiana lo hace.
La clave de este personaje es que es capaz de enseñarle a las más pequeñas a confiar en sí mismas, a no dudar de su criterio pese a que todo se le interponga, y a ser constantes y persistentes en su trabajo; si algo no sale bien a la primera, hay que luchar por conseguirlo de nuevo. Vaiana es una chica empoderada, que no necesita de la aprobación masculina para tomar una decisión, y lo demuestra en dos ocasiones: cuando ignora la prohibición de su padre, y cuando decide que ella es tan capaz como Maui de devolver el corazón de Tefiti.
Vaiana marca la diferencia entre la princesa clásica, que no debe servir como ejemplo para ninguna niña (aunque eso no implica que no haya que ponerles las películas, ni mucho menos; hay que ponérselas, pero también hay que mostrarles películas distintas), y una jefa de tribu, una auténtica líder. Enseña valores que, por desgracia, hasta ese momento no se habían visto en Disney. ¡Pero es un gran avance!