En el año 2015 se estrenó 'Circle', conocida como 'Círculo' en español. Esta película, dirigida por Aaron Hann y Mario Miscione, pasó bastante desapercibida, pese a que consiguió ser premiada en el Festival Internacional de Cine de Seattle ese mismo año. Bajo un título discreto y una portada sencilla, se esconde una historia que plantea al espectador un debate moral muy interesante: ¿tiene todo el mundo el mismo derecho a vivir, o este derecho es algo cuantificable?
Se inspira en '12 Hombres sin Piedad', un drama de 1957, pero va un paso más allá. Nos muestra, de una forma casi desgarradora, la crueldad humana en todo su esplendor, así como hasta dónde puede llegar nuestro instinto de supervivencia en el caso de vernos en peligro. Se ha comparado 'Circle' con películas como 'Dimensión Desconocida', y se ha llegado a decir de ella que pese a no llegar a ser "un concepto plenamente realizado", sí que es algo provocador y capaz de hacernos reflexionar.
La película es casi un puzzle, que obliga al espectador a estar muy concentrado para ir anticipándose a los hechos y, aún así, es más complicado de lo que pudiera parecer en un primer momento. La sensación generalizada al finalizar de verla es: ¿Habría hecho yo lo mismo? La respuesta ya depende de cada uno.
El instinto de supervivencia y las situaciones límite
Todo comienza con un grupo de cincuenta personas en una habitación a oscuras. Cada uno de ellos está colocado en una situación determinada, de la que no pueden moverse; no pueden tocar a nadie más, y deben permanecer dentro del círculo si quieren continuar con vida. Cuando pasan dos o tres minutos, una maquinaria que hay en el centro se activa y mata a uno de ellos, haciendo que poco a poco el número de personas se vaya reduciendo.
Estos desconocidos deberán trabajar juntos para descubrir qué empuja a la maquinaria a ir matándoles uno a uno, o eso es lo que creen... Hasta que averiguan que son ellos los que van seleccionando quién debe morir mediante unas votaciones. Si no votan, uno muere de forma aleatoria. Es en este punto de la película cuando comienza lo realmente complicado, porque... ¿Cómo eligen a quién debe morir? ¿Se salvará alguien? ¿Hay una especie de patrón?
La película da mucho que pensar, puesto que se va viendo cómo se forman grupos, todos ellos basados en las creencias y los valores. La gente afín se va uniendo poco a poco, y van tratando de eliminar al resto. Pero el debate que subyace bajo todo esto es claro: ¿en qué nos basamos para decidir quién debe morir o no? ¿En el color de la piel, en si tiene hijos, en su edad, en su trabajo, en la gente a la que ha ayudado hasta ese momento? No es fácil contestar a estas preguntas, que irán surgiendo a lo largo del film.
Ese es sin duda su punto más positivo. El negativo es, como bien señalaron las críticas en su momento, da la sensación de que no es algo terminado; como si hubiera la posibilidad de continuar la historia, cuando realmente esta debería quedarse cerrada. Si queréis verla, corred a Netflix, puesto que está entre las películas de su catálogo. ¡Y a disfrutar!