El 29 de Junio 2018 | 08:41
Lo primero que he leído esta mañana al despertarme ha sido la bajada del IVA cultural en España: del 21% al 10%. ¡Y me parecía una noticia genial! Como veis, hablo en pasado. Porque ya no estoy tan segura de hasta qué punto esto va a ser realmente suficiente, o si debería implantarse otro tipo de medidas extras para conseguir que todo el mundo pueda tener acceso a los productos culturales. Pero comencemos por el principio.
Al haber bajado un once por ciento el IVA cultural, las entradas de cine podrían ver su precio reducido en hasta dos euros. Remarco el 'podrían', porque depende mucho de las salas de cine que, a fin de cuentas, son negocios privados y pueden decidir por su cuenta y riesgo si los beneficios de la bajada del IVA se los quedan ellos, o permiten que sean los espectadores los que paguen algo menos. Aquí habría que diferenciar: por un lado, nos encontramos con cines en los que la subida del IVA no se notó tanto en su momento, y continúan cobrando en torno a los seis euros; pero, por otro, encontramos todos esos cuyas entradas subieron hasta los diez euros, e incluso más. Son estos segundos los que, especialmente, deberían reducir el precio de cara a sus clientes.
No lo podemos negar: la bajada del IVA cultural es una buena noticia. Pero, ¿es suficiente para conseguir que el cine esté al alcance de todos?
No estamos hablando de un producto de lujo: hablamos de cultura
El cine es un negocio, un proyecto, algo que debe dar beneficios a aquel que lo crea y a aquel que lo difunde; a todos nos gusta cobrar por el trabajo que realizamos, y cobrar algo que nos haga sentir realizados de verdad. Pero, además, el cine es un producto cultural y, como tal, debería estar al alcance de todo el mundo; quizás no las películas de estreno justo en sus primeros días, claro. Nadie dice que el cine no deba pagarse, pero sí que haya más ayudas, que haya un mayor incentivo, sobre todo para el cine español.
Puede sonar carca, o patriótico, pero el potenciar el consumo del cine español es mucho más importante de lo que pensamos. Estamos hablando de una industria cinematográfica que es relativamente pequeña, y que encima cuenta con muchos menos consumidores que otras industrias más grandes, como podría ser la de Hollywood; cuando el público tiene que decidirse a la hora de ver un film, normalmente acaban ganando las superproducciones, y esto sí es un problema. Porque el cine español es un producto cultural de nuestro país que deberíamos potenciar (y no hablo de 'Torrente', aunque este también tenga su público).
Las plataformas de cine y series en streaming están haciendo una gran labor (por cierto: estas no van a verse afectadas por ahora por la bajada del IVA cultural, seguirán teniendo un 21%), una incluso mayor que la que el cine tradicional haya logrado hacer jamás. Pagas una cuota fija todos los meses, que además puedes compartir con algunos amigos o familiares, y puedes acceder a un catálogo muy amplio tanto de películas como de series. Hay estudios que han probado, por ejemplo, que la piratería se ha reducido mucho tras comenzarse a introducir estas plataformas en España.
Habría que revisar en profundidad el concepto que se tiene de cine ahora mismo, puesto que se está tratando como si fuera un producto de lujo, algo de mero entretenimiento, cuando ni de lejos es así. Es un producto cultural al que absolutamente todo el mundo debería tener acceso, de una manera u otra; con proyecciones subvencionadas cada cierto tiempo, con ayudas a los más jóvenes para que puedan continuar consumiendo cine... ¡Hay mil formas de hacerlo! Y sería, al fin y al cabo, invertir en cultura.