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'A la deriva' oculta una historia real descorazonadora

A LA DERIVA

'A la deriva' oculta una historia real descorazonadora

Por Maribel Baena

El 2 de Julio 2018 | 10:22

'A la deriva', la película de Shailene Woodley, oculta una historia real descorazonadora.

El islandés Baltasar Kormákur ha sido el encargado de dirigir 'A la deriva', una película que protagonizan Shailene Woodley y Sam Claflin. Woodley y Claflin dan vida a Tami Oldham y Richard Sharp, una pareja que vivió realmente la aventura que se muestra en la gran pantalla.

No es la primera vez una película se basa en una historia real. Hay incluso películas del género de terror que presumen estar basadas en historias reales aunque, claro, en estos casos hay muchos hechos que no se pueden probar de forma objetiva, y que queda a decisión del espectador si creer o no. Pero la historia de Oldham y Sharp no solo fue real y verídica, sino que fue una auténtica pesadilla. Una muestra de que el mar puede llegar a ser traicionero incluso para todos aquellos que llevan ya un tiempo viviendo en el mismo, y que creen conocerlo de verdad.

Si queréis conocer la historia de Tami y Richard, continuad leyendo. Aunque si el mar os da cierta impresión, quizás esta no vaya a ser vuestra historia preferida, ni 'A la deriva' se convierta en una película que queráis guardar para siempre en vuestra estantería.

Un drama real: un huracán y una pareja en medio del mar

La historia que vamos a narrar hoy tuvo lugar hace más de treinta años, en 1983. Tami, de veintitrés años, y Richard, de cuarenta y uno, llevaban más de medio año navegando. En un momento dado, les ofrecieron un trabajo que consideraron irresistible: llevar un yate de lujo, llamado Hazana, desde Tahití hasta San Diego; es una distancia considerable, puesto que en línea recta y atravesando la tierra son más de cuatro mil kilómetros. Pese a todo, ellos aceptaron sin problema.

Protagonistas y personas reales

Creían que iba a ser un viaje tranquilo y apacible, y que no iban a encontrar ningún tipo de inconveniente. Su sorpresa apareció cuando el huracán Raymond, de categoría 4 (son cinco categorías, con lo cual la cuarta es una de las más conflictivas), se cruzó en su camino. Sabían que cabía la posibilidad de que el huracán acabara transformándose en una tormenta, pero decidieron continuar navegando, y esa fue la peor decisión que pudieron tomar. Las olas les atraparon, porque el huracán cambió de rumbo, y ahí comenzó su auténtica pesadilla.

Tami logró mantenerse en el barco, pero Richard quedó en medio del mar; ella prácticamente le había dado por muerto pero, de repente, él apareció de la nada. ¡Y continuaba con vida! Una vez estuvieron los dos juntos de nuevo, tuvieron que soportar días y días de hambre, de sed, de desesperanza y de soledad. No podían contactar con nadie, no tenían recursos más allá de los que se habían mantenido en el yate tras la tormenta. No voy a dar más datos sobre el final de la historia, por si no habéis visto la película, para que el final continúe siendo un secreto. Algo es innegable: la realidad supera a la ficción en la mayoría de las ocasiones.

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