El 22 de Mayo 2016 | 10:06
Como ya apuntaba en el análisis de esta nueva entrega de Warhammer, lo fundamental radica en saber qué universo incrustar el otro, es decir 'Total War', ¿se adapta a 'Warhammer' o 'Warhammer' a 'Total War'? Para nosotros es la segunda, Warhammer se ha adecuado a las dinámicas y a la jugabilidad de 'Total War', y por eso este título ha sido un acierto.
Durante muchos años fui jugador de Warhammer Fantasy, con los elfos oscuros, afición que cambie por la de Warhammer 40.000, me gustaban más los tanques y la artillería que los arcos y las espadas, y por eso precisamente comparto con vosotros esta experiencia.
La estrategia militar de Warhammer es exhaustiva hasta más no poder, varios ejércitos compuestos por cientos de figuras se apilan sobre un tablero variable pero siempre superior al metro veinte por los sesenta centímetros, como mínimo. Cada unidad es medida para avanzar, según las reglas de movimiento, cada unidad lanza sus conjuros según unas normas y los impactos, heridas y muertes se resuelven con gigantescas tiradas con decenas de dados.
Estos a su vez son correspondidos por las defensas, las esquivas y las habilidades del enemigo, con otros tantos dados correspondientes. Es por eso que no resulta de extrañar que las grandes batallas puedan perfectamente durar varios días, y acaben con más de dos amigos enfrentados discutiendo acerca de si una unidad está cubierta, desenfilada o al descubierto, atendiendo a que un 25% de la figura de la unidad queda tapada por un muro derruido de cemento o de hierro. En definitiva, si queríamos verter realismo a los combates militares, Warhammer era la opción adecuada, incluso excesiva.
Este motivo, sumado al creciente aumento del precio de las unidades, hizo que finalmente abandonara este hobby, que, aunque divertido a la hora de montar y pintar miniaturas, no lo resultaba tanto de jugar.
Por ello, todos los aficionados a Warhammer recibidos con los brazos abiertos 'Dawn of war', era la única forma en la que todas las tediosas tiradas de dados quedaban suplidas por los parámetros y cálculos matemáticos de un videojuego. Ahora solo se trataba de disfrutar de la táctica, sin la necesidad de dos enciclopedias estelares para poder jugar. Aunque esto daba remedio a la versión futurista de Warhammer, Fantasy se queda rezagado, hasta ahora. Con 'Warhammer Total War' se sube la apuesta, 'Dawn of War' pecaba de escasez de unidades para recrear lo que se podía llegar a recrear con los miniaturas de tablero, en contraste llega 'Creative Assembly' con sus motores gráficos, capaces de manejar cientos, incluso miles de unidades a la vez. Ahora por fin se puede sentir la esencia de todo juego de estrategia militar masiva, unido al fantástico y rico mundo de Warhammer Fantasy, que como apuntábamos en el análisis, ha sido cuidado en cuanto a trasfondo y unidades se refiere.
De cara al futuro sería increíble poder disfrutar de un nuevo Total War, pero en esta ocasión para Warhammer 40.000, un juego donde docenas de tanques se abalancen al combate seguidas de miles de soldados imperiales o marines del caos rugiendo por el botín y la sangre. Puede que dichas peticiones se vean suplidas con el nuevo 'Dawn of War 3', pero poco sabemos de él por el momento y no creemos que sea un título orientado a mover miles de unidades, acompañado de un mapeado donde la infraestructura y economía cobren gran relevancia.
Por el momento hay que agradecer que Warhammer Fantasy tenga un claro y vivo reflejo en su hermano digital 'Total War: Warhammer'.