El 26 de Junio 2019 | 16:00
Nintendo ha marcado un E3 2019 especialmente fuerte y plagado de novedades. No solo hemos vuelto a tener un fuerte protagonismo de 'Super Smash Bros. Ultimate', sino que la gente de Kyoto se las ha arreglado para mostrar, con especial convicción, una presentación cargada de novedades y sorpresas.
No es una de ella 'Link's Awakening', un título del que ya conocíamos su existencia, aunque poco más aparte de ella. Así el último 'The Legend of Zelda' en llegar (o más bien, en regresar), ha compartido palestra con el carismático 'Cadence of Hyrule' y el apoteósico anuncio de la secuela 'Breath of The Wild'.
Un naufragio que llega a Switch
La historia de Link y la Isla Koholint no es nueva. Marin y Tarin no son nuevos. Y el custodio del pez del Pez Viento tampoco lo es. Todo en 'Link's Awakening' funciona como un precioso tributo al título que nos llegaba en los '90. No soy uno de los afortunados en haberlo jugado en su llegada, era demasiado pequeño. Pero quizás por eso me sorprende todavía más que Nintendo haya mantenido incluso algunos de los textos originales o esos pequeños momentos tan ilustrativos como cuando recogemos la espada de la playa y el tema principal de la saga empieza a hacer sonar sus notas.
Pura magia. Eso es esta nueva entrega de la saga del Héroe del Tiempo. Una reimaginación del clásico que, al menos en sus primeros compases, se aleja excesivamente poco de lo que vimos en su paso por Game Boy. Así lo ha querido el maestro Aonuma, que nos mostraba el título a través del Nintendo Tree House esta misma semana.
Por supuesto, no es lo único que vuelve. También lo hace la vista isométrica clásica, los enemigos característicos de las entregas 2D y uno de los elementos que más se han echado de menos en 'Breath of the Wild': las llaves de mazmorras. Todo un elemento nostálgico que se manifiesta en ese atributo al que gustamos bautizar de "esencia".
Con todo, 'Link's Awakening' no solo es producto de la nostalgia. El juego tiene puntos especialmente refrescantes. No solo es ese trato visual que tanto se asemeja a 'A Link Between Worlds' sino también una serie de ligeras características que hacen de la entrega algo mucho más eficiente de lo que era en su día. Cómo esa bendita posibilidad de asignar objetos a ciertos botones que tanto bien le hacía a 'Ocarina of Time' en su llegada a Nintendo 3DS o un mapa mucho más dinámico que nos ahorrará ciertos dolores de cabeza.
Sin embargo, el añadido más sonado de este remake es la posibilidad de crear nuestras propias mazmorras en vez de jugar a las predefinidas del juego (algo que, por supuesto, no sé echará en falta en ningún momento). Lo haremos con un nuevo modo de juego en el que tendremos la posibilidad de retarnos a nosotros mismos, o a amigos y amigas, a través de un sistema de generación de mazmorras con cierto tono de rompecabezas.
Así lo mostraba, de nuevo, el propio Aonuma a través de esta presentación del juego en el Tree House, donde nos dejaba ver algunas de las particularidades de este nuevo sistema. Uno que nos permitirá, de nuevo, encajar todo tipo de salas siempre y cuando haya una salida posible. Por otro lado, se incluirán toda clase de mecánicas —predefinidas en las propias salas, que conseguiremos venciendo mazmorras dentro de la historia—, llaves y puertas cerradas, objetivos como acabar con todos los enemigos para hacer aparecer un cofre o incluso secciones subterráneas que conectarán dos escaleras y se encontrarán repletas de retos. Desde luego, uno de los mayores alicientes de esta nueva versión del clásico que se propone como una suerte de 'Zelda Maker' simplificado.
No será lo único, y es que la mítica Mazmorra de Color, que veíamos en esa primera versión mejorada del título, 'The Legend of Zelda: Link's Awakening DX', también se encontrará disponible en el juego. Uno que, de nuevo, apuesta a convertirse en uno de los grandes lanzamientos de la gran N de este año y que veremos el próximo 20 de setiembre; solo en Nintendo Switch.