Eres un don nadie encerrado en una prisión, y lo más probable es que el fin de tus días esté cerca. Lo más sensato es resignarse ante una muerte casi segura, pues nada indica que haya forma de escapar.
Pero claro, si eso fuera así, un videojuego no sería muy interesante. Sin embargo, éste es el punto de partida en todos los títulos de la saga The Elder Scrolls, desarrollada por Bethesda Softworks. Su útlima entrega, que llegará en noviembre a PC, PlayStation 3 y Xbox 360, promete un título más ambicioso que nunca, con mejoras a todos los niveles. Una vez más, lograremos salir de la prisión y nuestro objetivo será salvar el mundo, en el que hace más frío que nunca.
En la fría tierra de Skyrim
Nos encontramos en la tierra de Skyrim, ubicada entre Cyrodiil (Oblivion) y Morrowind. Pero no hay tiempo para disfrutar del paisaje, la nación está controlada por nueve familias, cada una con su propia fortaleza. Los problemas internos han aflorado, y en medio de una grave crisis aparece un nuevo enemigo, difícil de evitar. Los dragones han vuelto.
Nuestra misión está clara, y para no revelar más detalles de la historia será mejor pasar a las características técnicas del título. Los desarrolladores se han centrado en crear un universo vivo, que "transporte al jugador" creando una atmósfera cautivadora. Los personajes se integran perfectamente con el decorado, una cohesión que se echaba de menos en las anteriores entregas.
Las ciudades estarán repletas de PNJs (Personaje No Jugable) que ofrecerán misiones secundarias y profesiones con las que obtener dinero. La libertad para el jugador es total, y podremos sabotear la economía de pequeños pueblos, por ejemplo, prendiendo fuego a determinados comercios.
Además de tener dinero también hará falta ser diestros en el manejo de las armas, y Skyrim propone un sistema de control que recuerda a juegos como 'Bioshock', utilizando un gatillo del mando para cada brazo del personaje. El jugador también podrá desplazarse de forma sigiliosa, derribando enemigos desde las sombras con flechazos certeros. No podía faltar un "tiempo bala", que hará más fácil apuntar y acertar a largas distancias.
Peleas con magia
Salir victorioso de los combates no será tarea fácil, y para los más complicados será de gran utilidad el sistema de "gritos de dragón". Son pequeñas frases de tres palabras, que aprenderemos al derrotar a dragones. Cada una de estas frases tendrá distintos efectos, sirviendo para teletransportarnos o realizar poderosos ataques. También habrá magia como la conocimos en 'Oblivion', pues estarán divididos en escuelas.
Se ha añadido una nueva rama conocida como Encantamiento, que permitirá modificar las armas para que sus ataques tengan efectos mágicos, algo que los jugadores echaron de menos en las anteriores entregas.
Para desarrollar el personaje se ha huido de los típicos árboles de habilidades, optando por un sistema de constelaciones, en el que cada una representa un estilo de juego distinto y permite progresar de forma completamente diferente al resto.
Mejorada la dificultad, punto débil de 'Oblivion'
Otro de los cambios más importantes afecta a la dificultad. En 'Oblivion' podíamos encontrarnos ante un combate tan difícil que era imposible superarlo. Si decidíamos ir a subir de nivel para reintentarlo más tarde, los enemigos habían subido también de nivel, haciéndolo más difícil todavía.
En 'Skyrim' Bethesda ha aprendido de sus fallos y en esta ocasión el nivel de los enemigos será fijo. Cada zona del mapa tendrá una dificultad, pero ésta no cambiará con el tiempo.
Los encuentros con los enemigos más poderosos serán dinámicos, al no estar predefinidos podemos, sin previo aviso, tener que enfrentarnos a un dragón mientras deambulamos alegremente por una pradera.
'Skyrim', el mejor Elder Scrolls
Parece ser que Bethesda ha mejorado aquello que los fans pidieron tras 'Oblivion', y ahora The Elder Scrolls luce mejor que nunca. Los dragones se las tendrán que ver con nosotros en PlayStation 3, PC y Xbox 360 a partir del 11 de noviembre.