El 29 de Enero 2016 | 13:04
Llegó el momento, cada vez más hype, y más, y más, y uno, que no es de piedra, no puede más que caer rendido, al menos, ante la curiosidad del primer grande del año. Recordaréis, como yo, cómo en la presentación del juego los billetes literalmente volaron sobre escenario de Ubisoft allá por el E3 2013. El mensaje era claro: el mundo ha llegado a su fin tal y como lo conocemos; el dinero no vale nada, y la calle es una jungla. Con esta premisa, Massive nos llevaba hasta el Nueva York devastado, uno muy parecido al de Carpenter en '1997: Rescate en Nueva York', y que ahora podemos descubrir de primera mano en la recién estrenada Beta del juego. Este texto, para evitar dudas, no son las impresiones formales de estos días de beta, sólo es un primer acercamiento tras un contacto inicial con el juego, una primera entrada de un Diario con las andanzas de varios redactores de la web, y yo os voy ha hablar, en concreto, de mi primer impacto con 'The Division'. Para las impresiones, que llegarán de la mano de Pedro Herrero, os emplazo a los próximos días.
Primer contacto
Cuando, tonto de mí, pensaba en 'The Division', en el New York postapocalíptico y ruinoso, en el componente multijugador impregnando la aventura, pensaba en un juego de lucha de guerrillas. Los recursos son limitados, por lo que grupos armados de paramilitares lucharían a pie de calle en pos de la supervivencia. Gente de a pie, que en otro tiempo fueron abogados, médicos, mecánicos, barrenderos, electricistas... ahora convertidos en pistoleros en busca de pan. Joel, obligado a la supervivencia en de 'The Last of Us', tenía muy poco de soldado y eso se dejaba ver en los torpes disparos que se veía obligado a pegar para sobrevivir. Hace unos días hablábamos de 'This War of Mine', y cómo nos llevaba a lo cotidiano de la guerra como base para el concepto del juego. ¿Nos podría llevar 'The Division' a lo cotidiano del contexto postapocalíptico? ¿a la supervivencia del fin que justifica cualquier medio?
Este, que era mi dibujo ideal cuando se dio en conocer 'The Division', con el pasar de los meses, y sobre todo ahora que tenemos la beta en nuestras manos, se ha ido emborronando para dejar paso a una propuesta de base más convencional. 'The Division' es un shooter multijugador cooperativo ambientado en un contexto postapocalíptico. Nuestro protagonista, lejos de un hombre de a pie al que las circunstancias obligan a ser un pistolero del Lejano Oeste, es, desde el primer contacto, un soldado bien capacitado. 'The Division' es un grupo de élite que tratan de devolver el orden a un mundo enloquecido, un grupo ordenado, capaz, poderoso e incluso intitucionalizado. Así, no puedo dejar de sentir que, en cierto modo, y a falta de ver más, temo que haya una oportunidad perdida de crear una experiencia que se salga del canon militar, aprovechando el componente de suspensión moral al que obliga la supervivencia extrema. Es muy pronto para entrar en juicios profundos, porque a fin de cuentas sólo hemos podido adentrarnos en las primeras horas de lo que es, en realidad, una beta test, pero no cabe duda de que tiene más de juego bélico que de survival. Lo que por otro lado, no es necesariamente malo, ni mucho menos.
Saltando sobre esta disonancia entre mi idea idílica y lo que en realidad el juego propone, es fácil hilar lazos con 'Destiny', pero sobre todo con 'Borderlands' por partir ambos de una propuesta más convencional. El primer contacto nos hace pensar que es un juego increíblemente ambicioso, con un mundo abierto detallado, grande y cuidado. Un shooter de feeling agradable que deja un regusto bastante satisfactorio.
Seguiremos hablando de 'The Division', es una necesidad porque es un juego mucho más interesante de lo que podéis pensar.