El 16 de Diciembre 2013 | 19:20
Violencia sin control, insultos y un gigantesco festival cromático se reúnen en la nueva obra del ilustre Keiji Inafune con cuya presencia pudimos deleitarnos durante la presentación de 'Yaiba: Ninja Gaiden Z'. Es importante señalar que esta entrega no sigue la estela descrita por sus predecesores, sino que le da la vuelta añadiendo unos toques de humor negro, un nuevo estilo gráfico y un nivel de dificultad mucho más asequible. No queremos decir con ello que el título no disponga de trabas suficientes como para hacernos repetir un mismo nivel hasta desear tirar la consola por la ventana, pero mientras que con los anteriores 'Ninja Gaiden' muchos sucumbieron a este deseo, 'Yaiba' juega a la comba con esa idea autodestructiva.
Un cambio de rumbo en la franquicia
Tuvimos la oportunidad de probarlo tras una agradable charla que nos ofreció el señor Inafune, fundador y jefe ejecutivo de Comcept. El argumento es simple pero funcional: encarnamos a un ninja de elite llamado Yaiba que, cansado de estar a las ordenes de un clan liderado por débiles y pusilánimes, decide poner fin a la monotonía de su vida rebanando el cuello a quince guerreros de esta organización. Para Yaiba, la cima de esa debilidad esta coronada por el "legendario" Ryu Hayabusa (un guiño para los auténticos seguidores de la saga sin mayor repercusión en el desarrollo de la historia). Un violento encuentro entre ambos ninjas declara vencedor a Hayabusa el cual consigue arrebatar a Yaiba un ojo, un brazo y, supuestamente, su vida. Gracias a Dios y a la ciencia ficción, todos estos complementos biológicos no son nada que la tecnología no pueda curar. Tras la intervención quirúrgica financiada por unos misteriosos benefactores, Yaiba y su rabia descontrolada vuelven a la carga para darse de bruces con un brote de zombis que amenaza con sumir el mundo en la oscuridad. Mientras Hayabusa intenta encontrar el origen de la infección, Yaiba tendrá que abrirse paso entre mortíferas legiones de zombis para poder consumar su venganza.
Para haceros una idea más cercana de la experiencia de juego, se trata de una mezcla entre Deadpool, la violencia gratuita de Suda 51 y la debilidad de Team Ninja por los niveles de dificultad tan altos que rozan lo absurdo. No obstante, es cierto que en esta ocasión los diseñadores del juego han tenido en cuenta al usuario casual al ofrecer un par de modos de juego más asequibles, pero siempre habrá un lugar para los verdaderos amantes de los retos representados por los tres niveles superiores: Difícil, Muy Difícil y Nightmare. Durante nuestra breve sesión de juego pudimos disfrutar del brazo ciborg de Yaiba, capaz de transformarse (entre otros gadgets) en una motosierra, un látigo y un lanzador de puñetazos, y el "Modo Ira" con el cual podemos dar rienda suelta a nuestra adrenalina y sed de sangre. En lo referente a los personajes del juego, Yaiba posee una gran similitud física con Ryu Hayabusa, aunque su comportamiento descarado y maleducado le alejan mucho de ser el canónico superhéroe.
Un auténtico "machaca botones"
Por suerte, el inmenso ego de Yaiba combina a la perfección con el desdén de su apoyo externo, la pechugona Miss Monday. Una auténtica erudita en lo que se refiere a ingeniería robótica e informática con unas protuberantes y hermosas características físicas que nos recuerdan a las féminas de 'Dead or Alive'. Sus anotaciones y consejos a lo largo del juego nos llegarán a través de su voz en off y unos graciosos (e intencionadamente mal hechos) dibujos a pizarra.
El esquema de controles en combate es bastante sencillo ya que sólo utiliza tres botones: espada, cadena y puñetazo. La oportuna y sabia combinación de estos golpes nos permitirá desencadenar combos devastadores que irán rellenando el indicador "Blood Lust", el "Modo Ira" anteriormente citado. Al activarlo, Yaiba descubrirá su cuerpo, permitiéndonos ver con más detalle las prótesis cibernéticas. Al hilo de esto último, es importante señalar que el ojo electrónico también cumple una función importante para avanzar por los distintos niveles ya que con él Yaiba es capaz de vislumbrar puntos de interés en el escenario. Por otro lado, nuestro personaje cuenta con un árbol de habilidades con 24 mejoras que podremos ir activando conforme avancemos en el juego.
Los enemigos siguen un esquema divisorio por clases: tanques (lentos pero letales), runners (más débiles pero difíciles de golpear), estándar con diversos poderes (explosivos, eléctricos, venenosos y en llamas) y, cómo no, los jefes finales endiabladamente difíciles de derrotar. Todos ellos están dotados de unas inherentes pinceladas de humor que nos harán imposible tomarlos en serio. En mi humilde opinión, cada detalle del juego se ajusta completamente al punto de vista de su desarrollo, desenfadado y con un ritmo frenético y adictivo. En pocas palabras, nos encontramos ante el clásico "machaca botones" en el que el tratamiento narrativo es el único aliciente destacable. Con ello no queremos decir que el título no pueda optar a una buena calificación analizándolo de forma aislada, pero en comparación con otros del mismo género, en rigor, sólo le diferencia su original argumento y un par de curiosos elementos de jugabilidad como las "fases plataformeras".
La dosis perfecta de humor y gore
Es una propuesta interesante que trata de revitalizar la clásica serie de Team Ninja y Tecmo Koei. El estilo gráfico Cel Shading, cuya aplicación sobre una temática adulta fue popularizado por el irreverente Suda 51, se ajusta satisfactoriamente al desarrollo del juego con la salvedad de que el diseño de escenarios de 'Yaiba: Ninja Gaiden Z' no es tan extravagante e incomprensible como el de los últimos trabajos de Goichi. Puede que los seguidores más puristas de la franquicia no acepten un cambio de rumbo tan radical, pero es necesario entender que esta entrega debe abrazarse como un punto y a parte dentro del universo 'Ninja Gaiden'.